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La vuelta de una actividad olvidada

La industria minera reactiva la extracción de wolframio en tres yacimientos gallegos

Sacyr ultima las tareas para obtener material en Lousame y compra otro yacimiento en Ourense -Un grupo extranjero logra la concesión de otro en Santa Comba

Una persona en un corredor de la mina de San Finx, en el concello de Lousame. // FdV

La atención al wolframio regresa en Galicia de la mano de las aplicaciones para este material y su cotización. Cuatro años después de que concluyese la producción en la comunidad de este material, dos empresas prevén explotar tres minas. La constructora Sacyr es la que más interés ha puesto y ya prepara los terrenos para aprovechar el mayor yacimiento gallego en el concello de Lousame, pero también ha adquirido la concesión para explotar otra en A Gudiña. Además, una firma inglesa, Stardboard GTT Holdings LTD, también ha concretado su interés por esta actividad y ya está en una fase avanzada para obtener el también conocido como tungsteno en Santa Comba: las minas de Varilongo.

El wolframio fue determinante en la Segunda Guerra Mundial por su uso en la construcción de armamento y provocó que los nazis se fijasen en el rincón atlántico gallego para inyectar material a su ejército. Tras un período de esplendor hasta los años sesenta, los años ochenta supusieron el fin de su extracción en Galicia hasta mediados de la primera década del nuevo milenio. Sin embargo, las fluctuaciones de precio y la gestión provocaron que la última empresa vinculada al wolframio cerrase en 2013, año en que ya no se logró ninguna tonelada, por 124 del ejercicio anterior. Ahora, regresa el interés a Galicia.

El precio de este material puro ronda los 35 dólares por kilo. En toda Galicia existe una reserva explotable de 3,1 millones de toneladas de una cifra total de 5,6, según las estimaciones del Instituto Geológico de España. Ello no quiere decir que todas puedan extraerse al mismo precio, pues el coste de las mismas varía en función del terreno. Además, un yacimiento puede ser rentable solo si cuenta con una gran reserva. Desde la Segunda Guerra Mundial, las minas de San Finx -la más grande- y la de Varilongo han sido señaladas como las más importantes de la comunidad.

El interés por el tungsteno proviene de que tiene la temperatura más alta de fundición de todos los metales, por lo que resulta idóneo para para aleaciones de soldaduras, material pesado o piezas industriales de perforación, así como componentes para móviles, su última aplicación descubierta. Ello ha despertado de nuevo un interés empresarial en las minas gallegas.

La constructora Sacyr, a través de la filial Tungstenb San Finx que está participada por Valoriza Minería, tiene ya a punto la retirada de las primeras toneladas de wolframio en San Finx, enclave donde prevé invertir 10 millones de euros y crear 60 empleos directos y 240 indirectos. Según la Dirección Xeral de Minas, ya está llevando a cabo labores de "preparación para el inicio de explotación", como son la retirada y aprovechamiento de la escombrera. El inicio de la actividad es inminente.

El verano pasado, la Xunta confirmó la concesión del permiso para que las palas comenzasen a trabajar, pero mientras tanto Sacyr, a través de dos sociedades, elevaba su interés y centraba su mirada en Ourense. Allí, concretamente en A Gudiña, Valoriza Minería, a través de European Tungsten Company, recibiría también la concesión de explotación en noviembre pasado. La Xunta carece de una fecha para que comience su explotación.

También en noviembre, el grupo inglés Starboard GTT Holding LTD, a través de la firma Tin and Tungsten SL, adquiría los derechos mineros que ostentaba el Grupo Mineiro Santa Comba. En la actualidad, se encuentra con los trabajos de "preparación y caracterización" del mineral para lanzarse a obtener toneladas de este metal en las conocidas minas de Varilongo. El administrador único de la sociedad matriz es Christopher Wrixon.

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