Para defender a Rosario Porto, su abogado no ha dudado en sembrar la duda sobre la investigación. José Luis Gutiérrez Aranguren ha comparado el caso Asunta con otros en los que se culpó a un inocente - Rocío Wanninkhof-, donde se tardó años a encontrar el culpable -Eva Blanco- o donde también se drogó a la víctima -el pederasta de Ciudad Lineal-.

Un alegato lleno de referencias personales. Para justificar las vueltas extrañas que Rosario Porto dio en coche la noche en que murió Asunta, Aranguren apela a su conocimiento de la ciudad de Santiago, ciudad "donde me crié". Añade percepciones subjetivas sobre la relación de Rosario con su hija o sobre el comportamiento de los perros del vecino al encontrarse a su cliente, cuando supuestamente, trasladaba el cadáver de Asunta. Aranguren no entiende que no ladraran.