Un año más, la facultad de Medicina de Santiago ha logrado el apoyo de la Universidade compostelana para rebajar las plazas que ofertará durante el próximo curso académico, en este caso un nada desdeñable 21%. Pero la Universidade propone y la Xunta, dispone. Será el Gobierno gallego el que tendrá después la palabra -aunque la decisión definitiva dependa de la Conferencia de Política Universitaria, el organismo con el que el Gobierno central se coordina en esta materia con las autonomías- y, a juicio de sus decisiones en los últimos años, la propuesta de la institución académica de Santiago podría no ser aceptada, al menos tal cual. Ya el año pasado la proposición de la facultad no llegó a buen puerto. Entonces pedía una reducción de cien plazas que al final se quedó en 20 y pudieron matricularse 380 estudiantes en el primer curso.

Este año la historia podría repetirse. El Consello de Goberno de la Universidade de Santiago dio ayer luz verde a que el número de vacantes que se oferte para el año académico 2013-2014 en las aulas que prepararán a los futuros facultativos pase de las 380 actuales a las 300, a propuesta del propio centro.

El órgano colegiado acordó mantener los límites de este curso para todos los grados. Solo admitió variaciones, pero para arriba, en Historia da Arte y en Ciencias da Cultura e Difusión Cultural y únicamente aprobó la reducción de plazas en Medicina, una titulación estrella que, a efectos prácticos, funciona como una manzana de la discordia que se disputan las tres universidades gallegas y que Santiago se muestra poco dispuesta a compartir según algunos docentes clínicos de las instituciones de Vigo y A Coruña. El recorte de plazas que defiende la facultad escondería, a su juicio, un intento de evitar descentralizar la teoría y el posible germen de facultades competidoras en las otras dos ciudades.

En el orden del día del Consello de Goberno de la USC no todo fue calma. Por la mañana, la sesión "fue interrumpida" por la irrupción, que la institución académica tacha de "violenta", de un grupo de estudiantes tras una protesta contra los recortes. La irrupción provocó que el órgano colegiado emitiera un comunicado en el que "lamenta profundamente y condena enérgicamente" los hechos. El diálogo, denuncian, no debe producirse bajo "coacción".