La exposición prolongada al fuel del Prestige provocó daños genéticos a las personas que participaron en la limpieza de la marea negra que incrementaban la posibilidad de sufrir cáncer, aunque la afección en su ADN desapareció siete años después de la catástrofe. Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidade de A Coruña y que será publicado en unos meses.

El riesgo incrementado de padecer cáncer ya no está presente en las muestras analizadas, de manera que quienes estuvieron en contacto con el fuel tienen un nivel "similar" de probabilidades de sufrir cáncer que los que no, explicó ayer a Efe una de las responsables del estudio, la profesora de Psicobioloxía Blanca Laffon. "Las personas que estuvieron expuestas al fuel hace siete años ya no tienen daño genético", subrayó.

El estudio distingue entre los voluntarios que sufrieron un daño genético "fácilmente recuperable" (que ya no estaba presente en su ADN pocos meses después) tras una corta exposición al fuel y aquellos que sufrieron daños en su material genético como consecuencia de la inhalación del crudo durante un período de hasta diez meses. Estos últimos presentaban afecciones en su material genético durante al menos dos años, que han remitido ya completamente. Entre noviembre y julio de 2003, la Dirección Xeral de Voluntariado coordinó 327.476 acciones.