Al menos siete comunidades autónomas que en los últimos meses se mostraron públicamente a favor de las fusiones de ayuntamientos para reducir la factura de su administración local no lograron ninguna unión de alcaldes. La fórmula de los vínculos voluntarios está resultando infructuosa si el objetivo es una reforma del mapa local en aras de la eficacia y la austeridad. Dirigentes de la Comunidad de Madrid (en este caso la presidenta, Esperanza Aguirre), Castilla y León (con un nuevo plan de ordenación municipal presentado hace unos meses), Castilla-La Mancha (por boca de María Dolores de Cospedal, defensora de las uniones), Extremadura, Cantabria, Aragón o País Vasco apostaron por fomentar las fusiones pero, por ahora, no se han visto resultados.

Galicia mantiene su ventaja sobre las demás, liderando el debate de la fusión municipal y con el único ejemplo consumado (aunque en trámites) de Oza y Cesuras, los dos municipios coruñeses que se casarán en breve. Tanto es así que las demás comunidades autónomas en sus medios de comunicación ponen como referente a los dos concellos gallegos que han aceptado la unión voluntaria, como muestra de que un nuevo mapa municipal es posible. Madrid incluye la opción de las fusiones en su plan para evitar duplicidades. Cantabria, por ejemplo, ve el debate "muy verde, todavía" y el Gobierno de Aragón no se opone, lo ve bien siempre que sea de modo voluntario.

En la práctica hay pocos pasos dados. No obstante, el Gobierno ha incluido en el Programa Nacional de Reformas del Reino de España (2012), que ha presentado en Bruselas como aval para ajustar su déficit, la fusión de municipios. "Racionalización en el número de Entidades Locales y sus competencias", según consta en el documento que enumera las medidas, en concreto, en el apartado de "eliminación de duplicidades y clarificación de competencias de las administraciones públicas". Si las fusiones no se logran de modo voluntario, podrían obligarse por ley (como ocurrió en otros países) desde Bruselas, como advirtió en más de una ocasión el presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), José Manuel Rey Varela. Ayer, en declaraciones a Europa Press, insistía en esta idea: "La UE podría decidir dentro de seis meses o un año que tal o cual país debe proceder a una reestructuración administrativa; por ello, hay que ensayar modelos de cooperación".

199 concellos tienen menos de 5.000 vecinos

Si finalmente España establece como referencia un mínimo de 5.000 habitantes para que un ayuntamiento sea eficiente, un total de 199 municipios gallegos tendrían que busar aliados para fusionarse; el 60% del mapa local gallego. Pontevedra sería la menos perjudicada por los cambios en la ordenación territorial, con solo 22 de sus 62 ayuntamientos en busca de novia. Por el contrario, las provincias más afectadas serían Ourense, ya que 82 de sus 92 municipios tienen menos de 5.000 vecinos y Lugo, con 54 concellos en estas condiciones (de 67). A Coruña tendría que buscar pareja al 40% de sus 94 municipios.

Baltar, dispuesto a acatar órdenes "a nivel nacional"

El presidente de la Diputación de Ourense, Manuel Baltar, no se opondría a reformar el mapa local en función de población siempre que sea "a nivel nacional" y por "un criterio general de política económica". "Lo que no veo claro es que se haga por territorios", expresó Baltar, quien advirtió de que ordenar fusiones supone "menoscabar la autonomía política" de los ayuntamientos, recordando en este caso que "existe" un mecanismo legal que permite que se hagan "de forma voluntaria". El titular de la diputación ourensana considera que la fusión de servicios es "uno de los caminos posibles", toda vez que su prestación es "el objetivo de toda administración". En este contexto, reivindicó el papel de las diputaciones como "patrocinadoras y promotoras" de la cooperación intermunicipal.

Besteiro aconseja "no imponer" y huir de obsesiones

José Ramón Gómez Besteiro, titular de la Diputación de Lugo, se muestra en contra, rotundamente, de las fusiones "por decreto" porque únicamente supondría "ahorrar el sueldo del alcalde y de cuatro o cinco concejales y, muchos, ni siquiera cobran", expresó. No considera que sea bueno plantear fusiones en función del número de habitantes, sin que se tenga en cuenta el saneamiento municipal, un dato crucial. Besteiro insiste en "lo absurdo" de imponer alianzas y se muestra partidario de "trabajar en la agregación de servicios y no obsesionarse con las fusiones".