¿Quién quiere ser millonario? Evidentemente, sobra la respuesta, sí, aunque todo candidato a acaudalado que se precie tiene que asumir de antemano que el bolsillo lleno obliga a, entre otras muchísimas cosas, estar en el centro de atención cada vez que se necesita dinero. Porque no siempre es un lugar cómodo. Como está ocurriendo en estos momentos con el sprint final en la reestructuración financiera impulsada por el real decreto del Ministerio de Economía y la radiografía que prepara el Banco de España para saber qué cajas necesitan capital y cuánto para adaptarse a los nuevos mínimos de solvencia.

Con el futuro de Novacaixagalicia encima de la mesa, una de las que tiene las cosas más complicadas, aquí, otra vez, la famosa galleguidad apela a los Ortega, los Jove, los Mera y compañía, habituales en los listados de las mayores fortunas mundiales. “No hay nada”, coinciden en sus círculos cercanos. La misma rumorología ronda a otros de los grandes inversores del resto del país, quizás porque también la situación, el cambio de modelo de las entidades de ahorro, es histórica. Y a la historia siempre le gustan los grandes titulares. “Será difícil -comentan desde una de las firmas especializadas en gestión de patrimonios-. El sistema financiero ya ha dado muchos disgustos”.

Precisamente porque saben lo que cuesta llegar hasta donde están, los ricos miran cada euro que colocan. Cualquier sentimiento de apego territorial queda diluido en el requisito principal para invertir, el de la rentabilidad. El dueño de Inditex posee dos de las participaciones más estables entre bancos. Por un lado, a través de su sociedad Pontegadea, un 5,001% en el Pastor, al que accedió en 2005, y otro 3,080% del Gallego, directamente mediante el holding liderado por Zara.

Campo, en el Gallego

Junto a Ortega, en el consejo del Banco Pastor se sienta la familia Del Pino, líderes de Ferrovial, que tiene un 5% del capital, y Manuel Añón, en lidia ahora con Novacaixagalicia por su salida de la corporación industrial CXG, que controla casi un 3,6%. En el caso del Gallego, en su núcleo está representado Epifanio Campo, con un 10,1% de títulos.

A Manuel Jove también le gusta la tranquilidad. Ya tras su salida de Fadesa, el empresario apostó por el BBVA, donde maneja un 5,065% del capital. Un paquete al amparo de Inveravante Inversiones Universales, pata de su nueva corporación. Una de las sociedades de inversión colectiva (Sicav) con la que mueve sus ahorros, Doniños, incide en la simpatía de Jove por el sector. En ella guardaba a cierre del pasado 2010 - y junto a dos participaciones en Vocento y Realia- hasta 335.000 euros en acciones del Pastor y 49.000 en cuotas participativas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), integrada ahora en el SIP de Bankia con Caja Madrid.

Igual de discreto que Ortega o Jove, el presidente de Azkar se aúpa entre los inversores de referencia en el país. Luis Fernández Somoza acumula en Ardizia de Inversiones hasta 303.000 euros en títulos del BBVA, otros 331.000 euros en capital del Pastor y 4,8 millones de euros del Santander. Si no hay cambios en estos meses en su estrategia, una vez que La Caixa salga a bolsa ya como banco, Fernández Somoza -que cuenta con picas en Gas Natural, Corporación Alba, Ferrovial, Endesa, Enagás, Acerinox, Gamesa, Iberdrola, Inditex, Pescanova, Red Eléctrica, Repsol o Telefónica- unirá los 300.000 euros que a cierre del pasado ejercicio mantenía en Criteria, la corporación empresarial de la entidad catalana.

Los dos grandes bancos españoles forman parte de la Sicav de José María Castellano, mano derecha durante muchos años de Ortega y hoy presidente de ONO. Concretamente, 78.000 euros de BBVA y 152.000 en el Santander. Al igual que Fernández Tapias, con 40.000 euros y 41.000, respectivamente.

Rosalía Mera, la otra artífice de Inditex y ex mujer de su fundador, evita la renta variable ligada al sistema financiero, pero entre la fija cotizada que administra con Soandres hay productos de Goldman Sachs, Barclays, JP Morgan y Morgan Stanley. En el clan de los Ortega, Dolores, sobrina del patrón y mujer de Juan Carlos Rodríguez Cebrián -que llegó a ser director general del imperio-, atesora con Silleiro y Vivero, sus dos Sicavs, la nada despreciable cantidad de 2,223 millones de euros en capital del BBVA, 544.000 euros del Popular, 2,171 millones en títulos del Santander y 254.000 euros de Criteria.

Con el Sabadell se repite el esquema del Pastor. Un núcleo de fieles accionistas, con empresarios muy reconocidos. José Manuel Lara Bosch, presidente del Grupo Planeta, mantiene el 0,064% del capital. La presencia de Isak Andic -creador de Mango- sí es significativa, con el 5,420% de las acciones.

En el Banco Popular está el multimillonario portugués Américo Amorim -que fue socio de Caixa Galicia en su etapa en Galp-, con un 6,922% de los títulos. La entidad presidida por Ángel Ron contó hasta hace un año con el conocido inversor indio Ram Bhavnani entre sus accionistas relevantes. Hoy conserva solo 778.000 euros en acciones en la entidad, junto con 3,145 millones en el BBVA encauzadas en su sociedad Laxmi.

Cuando se habla de grandes patrimonios, olvidarse de Alicia Koplowitz roza el pecado. En la cartera de Morinvest suma casi 8 millones de euros de acciones del BBVA. Los Entrecanales, propietarios de Acciona y la cara visible de Bestinver Sicav, optan por la prudencia y el único valor ligado a las finanzas es Criteria, unos 836.000 euros.

Con banco propio

Los March, principales accionistas de ACS y con su propio banco lógicamente esquivan otras entidades. Aunque entre todos los depósitos de su family office destaca uno de 5 millones en la antigua Caixanova. Hasta las fortunas más populares tienen interés en el sector. La presentadora Ana ’Rosa Quintana, entre acciones de France Telecom y el Grupo Danone, manejó en 2010, unos 49.000 euros en capital del banco suizo Credit Suisse.

Al margen de los accionistas fijos, con participaciones declaradas a las autoridades, en el mercado recuerdan que los paquetes que los inversores tienen hoy con sus Sicavs pueden desaparecer “mañana mismo”. Son gastos puntuales en busca de rentabilidad y en empresas “en las que creen”. “Entre la crisis y las sombras de dudas que merodean a las cajas es complicado que ahora despierten su apetito”, asegura un analista.