Junto con las disputas por la transparencia del proceso, las garantías que se exigían en el anterior concurso impulsado por el bipartito y el nuevo reparto que está a punto de realizar la actual Xunta, sobre futuro de los 2.325 megavatios (MW) de potencia que impulsarán el futuro del negocio del viento en Galicia siempre merodeó la polémica por el impacto medioambiental. El enfrentamiento del avance de la industria y las energías limpias con el respeto al territorio amparado por la Red Natura. Pero, ¿y si ambos lados de la balanza están condenados a entenderse? La UE acaba de dar su veredicto. No se puede excluir "de forma automática" la instalación de aerogeneradores en áreas protegidas. "Debe evaluarse caso por caso", defienden desde la Comisión Europea de Medio Ambiente. Una apuesta rotunda por abrir el mapa eólico, que permitiría en Galicia echar mano de más de un centenar de emplazamientos, considerados oficialmente áreas de desarrollo eólico, pero que están vetados por su alto valor ecológico.

A juicio de Bruselas, las instalaciones eólicas no suponen una amenaza para la flora y la fauna "en términos generales" . El matiz está en si la situación o el diseño del recinto son inadecuados y pueden darse "repercusiones negativas" en especies y hábitats vulnerables. Por eso la Comisión Europea de Medio Ambiente pone sobre la mesa y amplio dossier con directrices para hacer compatibles el desarrollo de la energía eólica con la política de cuidado al entorno. De la misma manera que recuerda que la Red Natura es "un instrumento clave para lograr el objetivo de la UE de detener e invertir la pérdida de biodiversidad de aquí a 2020", la UE admite que sin el viento será difícil alcanzar otra meta marcada en el seno europeo, que dentro de una década el 20% del consumo energético venga de las llamadas fuentes limpias.

"Estas nuevas directrices ofrecerán a los Estados miembros y a la industria indicaciones claras sobre el desarrollo de actividades relativas a la energía eólica de conformidad con los requisitos de Natural 200", explica Janez Potocnik, Comisario Europeo de medio Ambiente. Por ejemplo, que una planificación que opte por concentrar parques en una zona geográfica extensa permitirá "reducir al mínimo" las repercusiones en fauna y flora. Un marco de desarrollo "más integrado" que frena el riesgo de "dificultades y retrasos" en fases posteriores del proyecto.

La ley eólica que la Xunta aprobó el pasado diciembre para abrir el camino al nuevo concurso prohibe explícitamente la instalación en 108 de las áreas de desarrollo que recoge el Plan Sectorial Eólico. En otras 14 zonas que también pertenecen a Red Natura y en las que actualmente hay parques en funcionamiento la única opción es repotenciarlos. Durante el reparto del bipartito, el área socialista del Ejecutivo autonómico acusó a la Consellería de Industria, gestionada por el nacionalista Fernando Blanco, de que un 40% de los proyectos aprobados ocupaban terrenos protegidos. Tras la vuelta a San Caetano, el PP optó por anular el proceso y fijó como una de las prioridades el veto en estas áreas.