Ocho meses después de llegar a la Xunta, el Gobierno de Núñez Feijóo tiene listo el borrador de decreto que sustituirá a la polémica normativa aprobada por el bipartito, que obliga a impartir un mínimo del 50 por ciento de las clases en gallego. La propuesta –que fue presentada in extremis, a pocas horas de cumplirse el plazo de fin de año que se habían marcado– establece que se impartirá un tercio de las asignaturas en gallego, otro tercio en castellano y se reservará el mismo porcentaje para un idioma extranjero. Aunque el compromiso de Feijóo durante la campaña electoral había sido que dejaría escoger a los padres la lengua de todas las asignaturas troncales, finalmente la libertad de elección quedará restringida a dos de las asignaturas "instrumentales" de las etapas de Educación Primaria y Secundaria. Sólo en estos casos la opinión mayoritaria será vinculante para cada centro.

En el resto de materias las familias serán consultadas sobre sus preferencias y, en base a sus opiniones, serán después los consellos escolares de cada colegio, donde están representados profesores, alumnos y centros, los que decidan en qué idioma se ofrecerá cada clase garantizando siempre un equilibrio exacto de horas entre las dos lenguas oficiales.

Si los centros no dispusiesen de los recursos necesarios para impartir un tercio de asignaturas en un idioma extranjero, ese cupo se redistribuiría entre el gallego y el castellano respetando siempre que ninguna de las dos lenguas oficiales predomine sobre la otra.

Las reglas son distintas para Educación Infantil, donde los padres elegirán cada año, cuando formalicen la preinscripción, qué lengua prefieren para la escolarización de sus hijos. La consulta a las familias de los alumnos que estudien Primaria y Secundaria se hará cada cuatro años también a través de los sobres de matrícula.

"La máxima que busca este decreto plurilingüe es la libertad a través del conocimiento", proclamó ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que compareció acompañado del conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, tras la reunión del Consello de la Xunta, para informar sobre el borrador que ahora inicia su ronda de consultas.

El objetivo del jefe del Ejecutivo gallego es "blindar el equilibrio entre las lenguas" para evitar entrar en contradicciones con la Lei de Normalización Lingüística. Por esa razón la capacidad de elección de los padres queda siempre supeditada a que no se impartan más horas de gallego que de castellano.

El conselleiro admitió que los colegios aún no disponen de los recursos necesarios para impartir el tercio de asignaturas en una lengua extranjera y eludió dar un plazo para hacer efectivo este porcentaje. Por esta razón, en la práctica la mayoría de los colegios tendrán que redistribuir el tercio de horas que se reservaban para un idioma extranjero entre las otras dos lenguas oficiales, de manera que el porcentaje de gallego y castellano quedará repartido al cincuenta por ciento. En todo caso el mínimo al que obliga esta norma es del 33 por ciento. En el decreto del bipartito, por el contrario, la obligación era dar "al menos" el cincuenta por ciento en gallego, si bien no contemplaba el idioma extranjero. Pero Feijóo ha intentado también respetar su compromiso electoral de dejar elegir a los padres, aunque su opinión será sólo vincunlante en dos materias.

En Educación Primaria las materias de Coñecemento do Medio y Matemáticas se impartirán una en gallego y otra en castellano, según la opción mayoritaria marcada por los padres en cada centro. "Tendrán que elegir un idioma para cada asignatura porque en esta etapa sólo hay 25 horas semanales de clase y si se dan las dos en gallego o las dos en castellano se rompería el equilibrio", aclaró Feijóo.

En Educación Secundaria se dará a elegir a los padres la lengua de las clases de Matemáticas y Coñecemento Social. Aquí no será necesario que repartan una para cada idioma ya que en este nivel hay 32 horas semanales y se podría compensar el equilibrio con otras materias.