La higiene. Vestirse o desvestirse. Algo que puede parecer tan sencillo como comer o beber. O evitar situaciones de peligro, ir a la compra y preparar la comida. Desplazarse de una habitación a otra. El día a día puede ser una odisea cuando se padece cualquier tipo de discapacidad, tanto mental como motora. Y eso lo saben bien los 292.900 gallegos que son dependientes. En menor o menor grado, para los que lo cotidiano es una cuesta arriba que no pueden subir sin ayuda. Una difícil situación que afecta al 11,3% de la población de la comunidad, el mayor porcentaje entre todas las comunidades españolas. La evolución de los últimos años es espectacular: el número de dependientes en Galicia casi se duplicó desde finales de los años 90, cuando había 162.620 personas con algún tipo de limitación.

De los prácticamente 293.000 discapacitados que hay actualmente en Galicia, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 71.400 tienen problemas de visión; 84.700, de oído; a 67.100 les cuesta mucho comunicarse; 57.000 tienen problemas en el aprendizaje y la aplicaciones de conocimientos al desarrollo de las tareas; a 207.200 todo eso les repercute en la movilidad; a 168.000 en el autocuidado; a 182.100 en la vida doméstica; y a 52.400 en las relaciones personales. Los problemas crecen a medida que aumenta la edad, por eso el número de personas con discapacidad en la comunidad es especialmente llamativo entre los 65 y 79 años, donde representan hasta 95.600; y a partir de los 80 años, con 94.800 dependientes. En este caso se nota también que las mujeres viven más, por eso hay casi 70.000 discapacitadas que discapacitados.

Las diferencias de género llegan también al origen de las enfermedades. Frente a los 37.900 hombres que sufren deficiencias osteoarticulares, hay 97.600 mujeres. En el resto de afecciones -mentales, visutales, de lenguaje, del sistema nervioso o viscerales-, el colectivo femenino es mayoritario, aunque la variación no es tan elevada. Dentro del grupo de dependientes que no tiene ayudas, hay 134.000 que padecen una discapacidad total, que no pueden hacer nada por sí mismos; en el caso de 58.800 es severa; y en el 29.900, moderada.

Prácticamente el 20% de los hogares gallegos viven esta cruda realidad de cerca, porque en ellos vive, al menos, una persona dependiente. Son, en total, 195.500 familias, según los datos hechos públicos ayer por el INE. El panorama se tuerce todavía más para los 43.300 domicilios, el 4,40%, donde hay dos dependientes; y un 0,46%, 4.600 viviendas, en las que el problema es insostenible, con al menos tres individuos con una discapacidad.

Esperanza de vida

En toda España, el número de personas que declaran tener alguna discapacidad asciende a 3,84 millones de personas, de las que el 36%, unas 1,39 millones, están impedidas para su vida diaria. La dependencia, según la radiografía del INE, aparece en edades más tardías, aunque haya aumentado el periodo de exposición al riesgo de padecerla como consecuencia del aumento de la esperanza de vida. En 2008, la edad media de las personas con discapacidad es de 64,3 años, mientras que en 1999 era de 63,3.

Además de Galicia, las comunidades autónomas que presentan una tasa mayor de población con este tipo de limitaciones son Extremadura (11,0%) y Castilla y León (10,9%). En una situación totalmente contraria están La Rioja (6,2%), Cantabria (7%) e Islas Baleares (7,1%).

En 3,3 millones de hogares españoles reside al menos una persona que afirma tener una discapacidad, lo que supone un 20%. de todas las familias. El caso más frecuente es el hogar de dos miembros donde uno de ellos presenta alguna discapacidad, el dato más tremendo es que en 608.000 hogares la persona con discapacidad vive sola.

Los principales grupos de discapacidad de las personas de seis y más años residentes en hogares son los de movilidad -que afecta al 6% de la población-, vida doméstica -4,9%- y autocuidado -4,3%-. De hecho, más de la mitad de las personas con discapacidad tienen limitaciones en su actividad debido a alguno de estos tres motivos. Para el grupo de 80 y más años estos tres principales grupos de discapacidad afectan a siete de cada 10 personas.