Solo un matiz, el hallarse en una situación de emergencia, evitará que quien recoja a un animal doméstico de la calle y se lo lleve a su casa sin la autorización pertinente afronte sanciones que pueden llegar a los 5.000 euros o a una décima parte si se limita a alimentar a perros y gatos abandonados en vías urbanas sin permiso del concello. Así consta en la Lei de Benestar Animal, que aprobó el Parlamento gallego el pasado mes de octubre con solo el respaldo de quienes la propusieron, los populares, aunque al principio la normativa no contemplaba ni esas excepciones, lo que levantó mucho revuelo.

Al final, la legislación, en la que la oposición echó de menos la prohibición de las corridas de toros aunque sí se veta específicamente que se utilicen animales en peleas, fiestas o espectáculos que "supongan malos tratos", también apela al cariño al bolsillo del contribuyente para asegurarse de que identifica a sus perros: la multas por no colocarles el microchip se eleva a un mínimo de 500 euros por una infracción grave, cuando hasta ahora tenían de tope 300 y era leve.

La norma, que se publicó el 3 de octubre en el Diario Oficial de Galicia y que entra en vigor a los tres meses de su difusión, es decir, nada más comenzar enero de 2018, también incluye un veto al sacrificio de animales, pese a que se permite su eutanasia con el visto bueno de un veterinario. El "sacrificio cero", a juicio de los animalistas, solo será posible si la Xunta presupuesta ayudas para los concellos.

Además, la normativa incluye la prohibición de la mutilación de animales con fines estéticos y los circos con animales silvestres en toda la comunidad. Por otro lado, el Congreso accedió a iniciar la modificación de una ley para que los animales pasen de ser "bienes muebles" a ser "seres vivos dotados de sensibilidad".