Hace unos 15 años Pontevedra comenzó una transformación integral del modelo urbanístico que la ha cambiado completamente. El proyecto inicial no fue rápidamente comprendido por todos y desde ciertos puntos de vista realmente parecía que se iba a poner la capital "patas arriba". Tres lustros después con cada "pata" puesta en su sitio y apoyada sobre el pilar fundamental de la preferencia peatonal, se ha convertido en una ciudad modélica para el siglo XXI que inspira las reformas de muchas ciudades pequeñas y medianas de Europa.

El corazón de Pontevedra estaba degradado. Las calles del centro histórico, sombrías, taciturnas, cerraban las puertas a los visitantes que se encontraban con monumentos rodeados de coches. Poner en valor el patrimonio arquitectónico y cultural era una tarea imposible. Por ello el primer paso era liberar las calles de la trampa del tráfico y devolvérsela a los caminantes.

Arriba: una imagen reciente de A Ferrería. Abajo, coches en zona pública antes de la reforma.

A pesar de que siempre se habló de peatonalización, desde el concello insisten en que en realidad es una "coexistencia regulada". Por supuesto que muy rigurosa con el tráfico. En realidad, tienen acceso a la zona vieja y a las calles del ensanche solo los residentes. Lo que si es cierto es la gran tolerancia con el comercio ya que toda la zona está liberada para carga y descarga.

Más comercio local

Estas facilidades para comerciantes son fundamentales ya que el comercio es otro punto de apoyo de este plan urbano. No es caprichosa la decisión política de vetar a las grandes superficies que mantiene el grupo de gobierno en estos 5 mandatos. La idea de que la gente esté en la calle, la recorra, la llene de vida también se apoya en ellos. El comercio local y este modelo de ciudad se necesitan mutuamente. Las terrazas llenas en verano dan en parte la razón a los diseñadores.

En el mismo sentido iba dirigida la decisión de traer las fiestas de verano al centro de la ciudad. Asimismo, la propuesta de repartir las fechas a lo largo del verano y crear nuevos eventos atractivos también intenta generar más actividad en la ciudad, tanto social como económica.

Los soportales de la zona vieja dejaron de ser refugio de quienes buscaban pasar desapercibidos, de quienes estaban escondidos del mundo. Todo el patrimonio de incalculable valor que tiene la vieja Pontevedra quedó al descubierto convirtiéndose en una de las ciudades con encanto más visitadas de Galicia.

La capital ya no es "la ciudad que duerme" mientras otras trabajan o se divierten. Hoy miles de vecinos y turistas pasean con plena tranquilidad por el casco histórico, los niños juegan en sus plazas sin que sus padres necesiten estar pendientes de ellos, e incluso permiten que vayan solos andando hasta el colegio, con lluvia o con sol.

El resultado es una cohesión social que hasta hace poco era impensable y que de una manera coherente y responsable ha devuelto a los vecinos, o mejor dicho aumentado, el orgullo de ser pontevedrés.

Una gran ventaja ecológica

Poner cifras a todas las ventajas que representa el modelo urbano con preferencia peatonal es una tarea difícil, pero algunas saltan a la vista de una manera tan evidente que no es necesario cuantificarlas. Se podrá saber cuántos turistas más están llegando a Pontevedra, pero ningún organismo cuenta la felicidad de los niños que crecen jugando en las plazas del centro de la ciudad. En ellos se pensó cuando se diseño este modelo inspirado también en la obra del pensador y psicopedagogo Francesco Tonucci "Ciudad de los niños". Asimismo, hay que contemplar el beneficio que significa la reducción de desplazamiento motorizados en el plano ecológico y el económico con un gran ahorro energético. Además, caminar está muy recomendado y correr por Pontevedra y sus paseos junto al río cada vez más de moda.