Las elecciones del día 26 supondrán el último termómetro de la fuerza con que cuentan las formaciones políticas de Galicia antes de la batalla crucial de octubre, fecha señalada por Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta y líder del PPdeG, para las autonómicas.

La campaña arrancó ayer con la encuesta del CIS como marco referencial en lo que supone una inédita repetición de las generales del 20 de diciembre. Por lo visto, PP y En Marea serán los que mayor protagonismo copen durante estas dos semanas tras haberse situado esta última como segunda fuerza en la comunidad con más de 410.000 votos, a pesar de empatar con escaños con los socialistas.

El PP centrará su discurso en la disyuntiva entre el "caos", que supone cualquier alternativa liderada por Podemos, Anova y Esquerda Unida, y la capacidad de gestión que ellos ofrecen. En este punto, Feijóo es señalado por el partido como su principal valor. Tras el varapalo de perder cinco diputados en el Congreso y pasar del 52% al 37% de apoyos, los populares apelarán al voto útil de quien rehúye a Podemos, tratando de recuperar los votantes que se fugaron a Ciudadanos. Estos solo lograron un diputado, pero a costa de al menos 3 del PP. Pese a ello, en un escenario autonómico, los de Albert Rivera son la única esperanza popular de mantener el poder si no logran mayoría absoluta. También continuarán anunciando nuevas inversiones sociales desde la Xunta.

Enfrente, la tensión interna en En Marea entre EU y los diputados de Podemos, por un lado, y Anova y la dirección gallega morada, por otro, parece no hacer mella en sus expectativas. De mejorar resultado, como prevé el CIS, la alianza saldría reforzada como alternativa al PP, incluso a pesar del déficit de carecer de candidato a la Presidencia a la Xunta. Además, los apenas cuatro meses que restan hasta las autonómicas permitirían quizás rebajar los recelos entre sus socios e incorporar a las mareas municipales para ganar más músculo todavía.

El PSdeG vive la campaña con urgencia y un riesgo. Si a nivel estatal es superado por Podemos, se abrirá una crisis en que gran parte del partido exigirá la dimisión de Pedro Sánchez. Su adiós debilitaría a la gestora que avaló a Xoaquín Fernández Leiceaga en las primarias y, por tanto, al partido. El exportavoz parlamentario facilitaría un entendimiento con la Marea en octubre, pero un mal resultado avivará los problemas del partido cuando tenga que configurar las listas autonómicas.

Ciudadanos se juega demostrar que no le pesa revocar sus primarias y que su marca puede acceder a O Hórreo casi sin estructura. Es todo lo contrario al BNG, que, si no aprovecha esta segunda oportunidad para llegar al Congreso, comprobará, cómo teniendo estructura, ha perdido el favor de la población. Está en cuestión su relevancia política.