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El futuro de la multinacional pesquera viguesa

La banca seguirá en Nueva Pescanova durante 3 años

El G7 acorta los plazos para una desinversión, prevista a priori para "cuatro o cinco años"

Vista general del expositor de la multinacional pesquera en la última edición de Conxemar. // José Lores

El núcleo duro de la banca acreedora de Pescanova, ha puesto por escrito cuál es su plazo para salir del capital de la multinacional pesquera una vez se formalice su toma de control, que será oficial antes del 30 de noviembre. Según pudo saber FARO en fuentes de toda solvencia, Banco Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, CaixaBank, BBVA y UBI Banca han firmado una cláusula en la que se comprometen a permanecer en el accionariado de Nueva Pescanova SL (el holding que asumirá los activos y pasivos de la empresa) durante tres años. "Es lo que se ha puesto por escrito, el acuerdo", inciden las mismas fuentes. Esto implica que la segunda multinacional de Galicia dará un nuevo viraje en su accionariado en 2018, momento en el que previsiblemente la empresa se convierta en una Sociedad Anónima y solicite su cotización en la Bolsa española.

Inicialmente, tal y como declaró Jacobo González-Robatto en una entrevista concedida a este periódico, el horizonte del G7 para permanecer en Nueva Pescanova era de "medio o largo plazo", unos "cuatro o cinco años", pero las entidades han decidido acortar este plazo por motivos que han eludido concretar. "Al G7 le basta con tener el 51% de la empresa durante el tiempo en el que se reoriente la gestión", inciden fuentes financieras. Tres años semejan, para la banca, un plazo "suficiente" como para que la sociedad recupere un volumen de facturación previo a la crisis que casi la lleva a liquidación e ingrese un Ebitda (resultado operativo) capaz de soportar su deuda. Si a día de hoy el pasivo de Pescanova -Nueva Pescanova todavía se ha lanzado como holding- no llega a los 1.000 millones de euros, una vez utilice el crédito supersénior del G7 la deuda total superará los 1.400 millones.

De acuerdo al plan de viabilidad de Pescanova, todavía vigente tanto para la compañía como para los acreedores, en 2018 la pesquera de Chapela culminará su ejercicio fiscal con ingresos de 1.437 millones de euros, un volumen inédito desde 2012 debido no solo al concurso de la matriz, sino al de su principal trader (o comercializadora), Pescafina, y a los problemas de liquidez que limitaron de forma abrupta el músculo comercial de la empresa. En ese momento (2018), el estudio proyectado por Pricewaterhouse Coopers (PwC) prevé alcanzar un Ebitda de 128 millones de euros. Teniendo en cuenta que el G7 sí prevé utilizar el crédito supersénior -entre otras cosas proyecta la construcción en Vigo, como avanzó FARO en exclusiva, de dos buques arrastreros-, lo más probable es que la deuda que soportará Nueva Pescanova sí llegue al peor escenario previsto: eses 1.400 millones. ¿Por qué? El crédito supersénior conlleva otra cláusula por la cual, por cada euro que utilice la compañía del mismo, ésta deberá devolver 2,4 euros a mayores. De ahí el motivo por el que el pasivo se disparará, a lo que hay que sumar que dicha financiación devenga un interés del 15%.

"Lo que debe aclarar el G7 es si los barcos serán arrastreros de gran capacidad o pequeños buques marisqueros", inciden fuentes del sector. La diferencia es notable. El primero de ellos, "si se adapta a las nuevas tecnologías que están incorporando armadores nórdicos" como los noruegos o finlandeses, podría suponer un coste de casi 70 millones de euros. La flota de Namibia, con más de veinte buques con una antigüedad media de 35 años, es una de las más necesitadas, aunque la argentina tampoco se caracteriza por su lozanía. "Si lo que van a hacer es un pequeño marisquero para Mozambique, con menos de diez millones puede ser suficiente", zanjan las mismas fuentes. Pescanova opera en aguas mozambiqueñas a través de la filial Pescamar, propietaria del malogrado Vega V. También aquí la edad media de los barcos supera los 30 años. En opinión del sector, Pescanova tendrá que acometer "a largo plazo" un plan de renovación de flota "ambicioso", puesto que sus barcos -opera con algunos de mediados de los 60- son "cero competitivos" en comparación con los buques nórdicos. El 40% de los costes de explotación los devora el combustible.

Desinversión

Es la primera vez que el G7 pone fecha a su salida de Pescanova, aunque entidades como el Sabadell o Popular siempre han manifestado que su presencia en la pesquera era temporal y que su negocio es el bancario. Pero la cláusula de los tres años abre dos interrogantes que habrá que despejar. El primero de ellos es qué papel tendrá en ese momento la llamada vieja Pescanova y si estará en condiciones de pujar por el 80% que tendrán los acreedores de la compañía una vez arranque el nuevo año fiscal, el 1 de diciembre. La intención de los actuales accionistas, que lograron retener el 20% del accionariado de Nueva Pescanova en la última asamblea general, es de salir a Bolsa de forma inmediata para ir recomprando poco a poco los paquetes de acciones de los que se quieran ir deshaciendo los bancos o fondos de inversión.

Como publicó FARO el G7 ha amagado con lanzar una ampliación de capital a inicios de año para frustrar este plan y volver a diluir al 5% la participación de la vieja Pescanova en el holding pesquero. En caso de que las intenciones del actual consejo prosperen, ¿qué accionista será el de referencia? Crisgadini (Carolina Masaveu), los Carceller (a través de Damm y Disa), Broadbill Investment Partners, Iberfomento o el propio Manuel Fernández de Sousa (si sale airoso de sus pugnas con la justicia) pueden jugar un papel decisivo en la compañía a cuatro años vista. Masaveu, a través de su esposo, Diego Fontán, no ha aclarado si su intención es de permanecer en Nueva Pescanova o rentabilizar una pírrica inversión de algo más de 5.000 euros que le sirvieron para hacerse con el 7,133% de la empresa hace año y medio, en pleno concurso. Carceller tiene un pacto de no agresión con el G7, motivo por el cual podría tener allanada una reentré en Nueva Pescanova.

El segundo interrogante que se cierne sobre la sociedad es qué pasará con la "galleguidad" de la empresa, fundada en 1960 y conocida a nivel mundial por sus innovaciones (como la adaptación incluso de buques de pasajes en congeladores) y por su modelo vertical (tiene filiales de extracción, acuicultura, elaboración o distribución). Abanca, como miembro del G7, ha suscrito también esa cláusula de tres años, si bien la entidad fruto de las extintas cajas de ahorros gallegas sí se ha mantenido en el accionariado de empresas menos rentables y no estratégicas para Galicia. La intención de fondos como SVP Partners, Broadbill, Blackrock u Oppenheimer en el accionariado es notoria, así como también el de firmas de la competencia por enormes subsidiarias como Novanam (Namibia), Camanica (Nicaragua), Argenova (Argentina) o la gallega Insuiña. El riesgo es, en definitiva, la permanencia de Nueva Pescanova en Chapela y su continuidad como grupo empresarial vertebrado, sin desmembrarse pese a las ofertas que, seguro, recibirá por la compañía en su conjunto o por alguna de las subsidiarias.

La compañía deberá elabora un nuevo folleto para cotizar como "holding" pesquero

  • Para que la banca salga del capital de Nueva Pescanova no es preciso que la sociedad cotice en el mercado de renta variable (la Bolsa), si bien el presidenciable Jacobo González-Robatto sostuvo a preguntas de FARO que lo lógico es que el holding se convirtiese en una Sociedad Anónima para cumplir este trámite. De forma inmediata, y así lo establece el convenio, Nueva Pescanova será una SL, con lo que no puede cotizar. "Para que salga al mercado tendrá que presentar un folleto a la CNMV y que ésta lo acepte", explican fuentes del mercado.Aquí la sociedad se enfrentará a un escenario nuevamente inédito, ya que la actual matriz, Pescanova SA, también estará en Bolsa en ese mismo momento. "No es impedimento, una puede el ticker (la abreviatura, en el argot bursátil) PVA y la otra NPV o algo similar". A partir de ese momento "se abre la veda" y cualquier inversor podrá adquirir participaciones de la compañía. "El capital no tiene fronteras, nadie puede garantizar que el máximo accionista sea ni español ni experto en el sector. Quizás no sabe ni dónde está Galicia", ironizan las mismas fuentes.

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