El Pontevedra salió goleado en un mal partido de La Albuera. El equipo lerezano reaccionó en la segunda parte pero fue incapaz de neutralizar el 1-0 conseguido por la Gimnástica Segoviana en la primera y con la derrota ante un rival directo en la clasificatoria se complica la situación para mantener la categoría, pese a depender todavía de sí mismo.

La nieve hizo acto de presencia durante la mañana, pero finalmente el choque pudo jugarse. Aunque los visitantes se dieron cuenta cuando ya era demasiado tarde. El Pontevedra saltó al césped de La Albuera tan frío como la gélida tarde primaveral. Los de Luismi se vieron sorprendidos por la Gimnástica Segoviana de salida y los azulgranas encerraron en su área a los de Pasarón.

Así, en la primera jugada de ataque, tras un córner mal sacado, el local Calleja recogía el balón en la izquierda para sacar un centro sobre Fernán, que desde línea de fondo puso un balón al área que remató Anel lanzándose en plancha para marcar con la testa desatando la euforia en la grada.

El Pontevedra era un equipo incapaz de entrar en el partido porque ni defensiva ni ofensivamente era un grupo compacto, por lo que la Gimnástica volvió a encerrarlo con facilidad en su campo. Los locales lanzaron hasta cinco córner consecutivos acechando a los visitantes.

Además los de Luismi tampoco presionaban de manera conjunta la zona de creación de los segovianos y esa situación resultaba muy arriesgada dada la calidad de los jugadores de tres cuartos locales, por lo que éstos volvieron rápido a la carga, primero con un tímido remate de Borja y posteriormente con un centro de Dani Arribas que sacaba in extremis a la esquina Álex Fernández evitando que encarasen la puerta los atacantes gimnásticos.

Para que el Pontevedra saliese de su preocupante letargo hubo que esperar ni más ni menos que media hora: en una rápida jugada Marcos ponía un buen balón sobre Éder, pero éste no llegaba a rematarlo en el área pequeña por escasos milímetros. La pelota se iba a la otra banda donde la recogió Mouriño para volver a colgarla sobre el delantero, que en esta ocasión remataba de cabeza pero ligeramente alto.

Tímida reacción

El Pontevedra, tras pararse el intenso viento que le tocaba en contra, tuvo una leve mejoría en el manejo del cuero, pero sin crear verdaderos problemas a su rival ni enjugar la diferencia en el marcador, por lo que la primera parte acabó con un juego bastante pobre en general de los gallegos.

La salida en la segunda parte le pudo llevar al Pontevedra a una situación extrema. En el 52 Ivi estrellaba en el poste derecho un balón suelto en el área, la pelota se quedaba muerta en el área pequeña y David Goldar muy oportuno la despejaba.

Tras este gran susto, los pupilos de Luismi dieron un paso al frente y el equipo se mostró mucho más compacto y aguerrido. Entonces comenzó a encerrar a la Segoviana en su área pero las ocasiones no llegaban sobre la portería de Pablo. Para que esto se produjera hubo que esperar al minuto 66 cuando Marcos realizaba un buen cetro chut desde la parte derecha y obligaba la cancerbero segoviano a estirarse para sacarla a la esquina.

Los minutos pasaban rápido para el Pontevedra y ese era su gran enemigo, aunque también la Gimnástica Segoviana notaba el desgaste físico y los nervios. El peligro no llegaba en jugadas trenzadas y sólo se llegaba a balón parado. Álex Fernández obligaba a sacar a Pablo un balón de dentro en una falta botada desde la parte izquierda del área.

Pero con todo perdido, el Pontevedra al final se terminaría hundiendo como un castillo de naipes. La Sego le pilló en una contra en la que la presión de Ivi robó la pelota, Fernán la controló, se fue en velocidad y tras encarar a Edu soltó una sutil y espectacular vaselina directa a la red que desató la alegría en la parroquia segoviana.

Con el Pontevedra totalmente hundido y desquiciado, ya sin opción de remontar, llegaba otra rápida jugada local en la que Ivi obligaba a sacar a Edu un duro remate a bocajarro y el rechace le cayó al gallego Fernán para que éste marcase a placer su segundo tanto y el tercero de su equipo y condenase al Pontevedra a seguir sufriendo para conseguir la permanencia en la categoría, pese a que los resultados le acompañaron.