Los puntos se fueron a la Ciudad Condal, las sensaciones se quedaron en Cangas. El Frigoríficos del Morrazo cayó ante el peso de la lógica (21-31) frente a un Fútbol Club Barcelona demoledor en el primer tiempo, más humano en el segundo. Lo hizo en un choque en el que los hombres de Víctor García, "Pillo", fueron de menos a más, y en el que, una vez se soltaron los nervios, protagonizaron minutos de muy buen balonmano, haciendo las delicias de los más de dos millares de aficionados que se dieron cita ayer en un abarrotado pabellón de O Gatañal. Los cangueses rearman su moral de cara a la segunda parte de la primera vuelta, en la que le esperan rivales más accesibles.

Y es que los de Xavier Pascual, "Pasqui", no dejaron apenas margen para la ilusión. Con una defensa férrea y Gonzalo Pérez de Vargas brillando se convirtieron en un muro contra el que se estrelló la voluntad de los locales. El Cangas aguantó diez minutos. Lo hizo gracias a su fe, atacando casi permanentemente al borde del pasivo y amparándose en un Salazar que sacó cuatro balones, entre ellos dos contragolpes. Pero los sueños son efímeros y del 4-5 se pasó de forma cruel al 4-13. Trece minutos sin anotar de los cangueses y el choque tomó rumbo hacia Barcelona.

El atasco ofensivo fue tan notable como esperable. A la intensidad del 6.0 visitante se unió que cuando el Cangas encontraba buenas opciones de lanzamiento, o bien aparecía Pérez de Vargas o bien su propio desacierto. Soliño rompió el parcial de 0-8 antes de que los de Pasqui incrementasen su renta al paso por vestuarios (5-16).

En la reanudación el panorama varió por completo. El Frigoríficos se liberó de sus ataduras y se anotó un 3-0 de salida. Fue el anticipo de una segunda parte en la que los cangueses se acabarían llevando el parcial (16-15). Vujovic se mostraba acertado desde el extremo, Menduiña era infalible desde los siete metros y la defensa -más sólida gracias a la presencia de Maxi Cancio- daba opciones de salida de balón a los locales. Simic y Potic, apagados en los 30 minutos iniciales, sufrían una metamorfosis y regalaban acciones de tanto mérito como espectacularidad, como un fly anotado por el segundo a pase del primero. El Barcelona, por su parte, no hacía sangre y Pasqui rotaba a sus jugadores más importantes, rebajando la intensidad. Tanto fue así que el Frigoríficos llegó a rebajar su desventaja a siete goles (14-21, minuto 46). Nada que hiciera peligrar la victoria barcelonista. Pero algo importante para la autoestima local.

Pillo distribuyó minutos con criterio e incluso dio la alternativa en el primer tiempo a Ángel Rodríguez. El único que no pisó la cancha fue Moisés Simes, que protagonizó la mala noticia de la jornada al sufrir un pinchazo muscular durante el calentamiento.