Fue la única vez en la que las traineras estuvieron presentes en unos Juegos Olímpicos, formando parte de una exhibición de deportes tradicionales dentro de la Olimpiada Cultural de Barcelona 92. Y ese honor le correspondió en Galicia a la tripulación de Nosa Señora dos Remedios en una de sus últimas regatas antes de fusionarse con San Juan de Tirán para crear la actual Sociedad Deportiva Tirán. Pero para poder surcar las aguas de Barcelona primero hubo que protagonizar una gesta histórica de la que hoy se cumplen 25 años.

"No aspirábamos a nada porque el año anterior incluso quedábamos de últimos en las regatas de la Liga", admite Suso Hermelo, uno de los supervivientes de aquella hazaña en la Clasificatoria para los Juegos. Pero esa temporada algo cambió. La llegada de Cesáreo Bastos a la dirección técnica y sus métodos transformaron un tanto a un equipo en el que solo Henrique Gil y Valente Campos rompían la jovencísima media de edad, en torno a los 20 años. Con el ya fallecido Diego Portela como patrón, el barco estaba formado por Pablo Paz (22 años), Francisco (21), Alberto Rocha (19), Cándido Giráldez (17), Gonzalo Maquieira (22), Pablo Piñeiro (22), Suso Hermelo (19), Miguel Pereiro (21), José Manuel Iglesias (19), Henrique Gil (32), Santiago Piñeiro (18), Manuel Nogueira (20) y José Piñeiro (20), con Valente Campos (35), Tomás Casas (17) y Juan Antepazo (21) como suplentes.

El gran día de la Clasificatoria llegó, con los moañeses en la primera tanda, la de los teóricos conjuntos más flojos. "Hacía un temporal brutal e incluso el Náutico estuvo a punto de hundirse", apunta Henrique Gil, que rememora también que "íbamos a 30 paladas y cuando viramos recuerdo decirle a varios compañeros que anclasen los remos, así que tiramos con cuatro timones y a aguantar. Volábamos encima de las olas". A ello contribuyó también la pericia del patrón, Diego Portela. "Era extraordinario, técnicamente muy bueno", señala Gil. Los de Tirán aventajaron en casi dos minutos a Amegrove, que fue segundo en su tanda, a pesar de carecer de referencias.

Algunas crónicas de la época hablan de que el tiempo se recrudeció en la segunda tanda, algo que niega Gil. "No cambió, lo que pasa es que esos equipos tenían gente más pesada y se adaptaron peor a las condiciones", apunta. El resultado fue que ni Samertolaméu, la gran favorita, ni Chapela, pudieron mejorar los 24 minutos, 6 segundos y 12 centésimas marcados por los de Cesáreo Bastos.

Con la victoria en el bolsillo nadie se planteó ir a Barcelona hasta que la plantilla fue a tomar algo. "Con unas cervezas y en plena fiesta decidimos ir, aunque la directiva no quería", relata Suso Hermelo. El entrenador, que no había podido estar presente en la regata, llegó más tarde y animó a sus hombres. Entre todos tuvieron que convencer a la directiva presidida por Francisco Díaz, "Pancho", para acudir a la cita olímpica en Barcelona. Otro conato de amotinamiento se produjo para que el directivo Enrique Refojos, "Manrique", pañolero del club, los acompañase. "Les dijimos que si él no venía , nos quedábamos todos", aseguran.

En la Ciudad Condal la exhibición consistía en una doble regata los días 4 y 5 de julio en el muelle de Las Margaritas, un campo de regatas tan reducido que obligaba a realizar seis largos y cinco ciabogas. Nosa Señora dos Remedios de Tirán logró un más que digno tercer puesto, peleando hasta el final por la segunda plaza con Santoña. El triunfo en las dos mangas correspondió a los asturianos de Castropol. El resto de embarcaciones participantes fueron Astillero y los vascos de Illumbe e Hibaika.