"Lo ocurrido hoy (por ayer) me da la razón cuando afirmé hace unas semanas que el motociclismo es grande". Todavía emocionado al recordarlo, el padre de Dani Rivas, Willy Rivas, cuenta con especial cariño el detalle que tuvieron con él en la tarde de ayer los hermanos Aleix y Pol Espargaró.

"Sabía que Aleix iba a venir después de competir en la República Checa, ya habíamos quedado en eso que tenemos muy buena relación", explica Rivas, "pero el resto fue todo una sorpresa, un detalle inolvidable". Aleix Espargaró visitó ayer Moaña con la intención aparente de entregarle a Willy Rivas el casco en homenaje a Dani que utilizó en Indianápolis. A cambio, el padre se había comprometido a entregarle un casco de décadas pasadas. "Hasta ahí todo normal", señala el padre del piloto fallecido el pasado mes de julio en Laguna Seca (Estados Unidos), pero "después ya notaba cosas raras. Hasta que llegó la furgoneta y Pol (Espargaró) se bajó con la moto y la encendió".

"Fue un cúmulo de emociones en el momento, emociones fuertes pero también bonitas, de agradecimiento", explica con la voz entrecortada Rivas, quien no dejó escapar la oportunidad de destacar de nuevo el carácter especial de los pilotos: "Es un detallazo, son rivales mientras compiten pero después son amigos, además de muy nobles y leales".

Los hermanos Espargaró compraron directamente al equipo del que había formado parte Dani Rivas, el Easy Race, la BMW S1000RR con la que el malogrado piloto moañés compitió en el Campeonato de España de Velocidad FIM Superbike. Con ella, Rivas logró la pole position y después subirse al podio en el Motorland Aragón. Desde ayer, la moto forma parte de los recuerdos que Willy Rivas tiene en su casa de Moaña. "El motociclismo a veces te quita a quienes quieres, pero te regala cosas como esta", sentencia Rivas.