La directiva del Callobre Club de Fútbol presentó recientemente el acto central de su 75 aniversario, un torneo de base que tendrá lugar el día 28 en el que contará con los mejores equipos de Galicia y con el Real Madrid como gran atracción. Para la ocasión, el club invitó a doctor Juan José García Cota, uno de sus jugadores más famosos por su trabajo como médico del Celta y de la Selección Española, y a Lino Rivadulla, el considerado como el gran alma mater de un club al que dedicó muchos años de su vida y que ayudó a convertir en una de las grandes canteras de Galicia.

Unos días después de aquel acto, Rivadulla nos abre las puertas de su casa, en la panadería que su familia regenta desde hace décadas en Liñares. "Yo te cuento y tu colócalo como veas pero que quede bonito y sin ofender a nadie", apunta mientras señala una foto en la pared de su salón. "Mira, yo tengo un equipo de fútbol en casa", explica recordándonos que tiene 12 hijos, "y ahora ya puedo hacer más porque tengo 24 nietos", añade mientras se ríe. Esos "equipos" explican en gran medida el carácter de un hombre cuya gran virtud fue saber llegar a los cientos de jugadores que pasaron por sus manos en los años que pasó como principal entrenador del Callobre. "De mis hijos aprendí que no podías hablarle igual a cada uno para pedir la misma cosa. El tono es diferente. A alguno de ellos tenías que darle un grito para que te hiciesen caso pero con otros tenías que hablarles de otra manera más suave. Con los jugadores pasa lo mismo. No puedes tratar y hablarles a todos igual. Cada uno es diferente y tienes que saber lo que necesitas en cada caso. Hay que tener mano y saber hablar a los niños. A veces lo paso mal viendo a los entrenadores gritar a los niños", explica confidente.

La complicidad de Rivadulla con los jóvenes jugadores del Callobre fueron uno de los secretos del éxito de un club que arrancó con solo un equipo pero que acumuló triunfos y fama en muy poco tiempo. Al frente de ese primer equipo y de otros que vinieron después estaba un hombre cuyo cariño por el Callobre y el fútbol estaba al mismo nivel que el que sentía por cada uno de sus pupilos. Quizás por ello Rivadulla ya no recuerda cuantos años pasó en el Callobre como entrenador -estima que doce- pero sí los nombres de aquellos jugadores que pasaron el club en su etapa.

Para él, una de las cosas más importantes en un equipo de cantera como el de San Martiño es la educación. "El respeto dentro de un vestuario es muy importante pero también los estudios. Eso estaba por encima de todo. El chaval que suspendía tenía problemas conmigo", explica. "Recuerdo que siempre íbamos a Coruña a ver el Teresa Herrera. Jugábamos por la mañana contra un equipo del Dépor en los campo de A Torre y siempre les avisaba de que el que suspendiese se perdía el partido. Yo tenía mucho miedo de que dejasen los estudios por jugar al fútbol", relata.

Por todos esos motivos, una de las mayores satisfacciones de Rivadulla es el cariño que aquellos que pasaron por el Callobre le demuestran cada vez que lo ven. "Dicen que fui yo el que empecé el Callobre federado pero no es cierto. Estaba también la directiva, con Manuel Dono, Carlos Loureiro y Manuel Nogueira. Hubo muchos que fueron tan importantes como yo y que no cito por olvidarme de alguno. Yo solo era el más visto", explica Rivadulla.