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balonmano - Primera Autonómica

Ejemplo de fidelidad a un escudo

Con más de 25 años en el Rasoeiro, Borja Silva encara la cita más importante del club

El capitán, crupier de profesión, espera tener el as necesario para ganar en Pontevedra. // Muñiz

La trayectoria de Borja Silva en el balonmano es sinónimo de fidelidad a unos colores. Desde su primera entrada en Monte da Vila con siete años, muchas son las experiencias acumuladas en los 27 años ininterrumpidos en los que cada fin de semana ha lucido el escudo del club en el pecho.

Su hermano Carlos, ya retirado, se convirtió en el modelo a seguir en un deporte que le cautivó hasta el extremo y que ha tenido que compatibilizar en los últimos años con su trabajo de crupier en el Casino de A Toxa. El sábado le tocará el turno de conseguir con el Rasoeiro, su club de toda la vida, el logro más importante de su historia. Ganar el título de campeón de Primera Autonómica pasa por no perder ante el Teucro en Pontevedra, el otro aspirante a tal galardón.

A pesar de la importancia de la cita, Silva tiene claro que la mentalidad con la que se afronte puede ser determinante. "Este es un partido para disfrutar. Ya sabemos lo que es jugar por evitar el descenso muchos años y esa sí que es una presión mucho más complicada. El sábado vamos a jugar por ganar un campeonato y solo queremos hacerlo lo mejor posible".

La expectación que está generando el encuentro en O Grove es algo a lo que Borja no es ajeno, "sabemos que vamos a contar con el apoyo de mucha gente en Pontevedra. Será un día muy bonito para todo el equipo y trataremos de redondearlo con una victoria".

La oportunidad llega además después de una pasada temporada muy complicada para el capitán de los grovenses. Una rotura del tendón de Aquiles le llevó a estar siete meses en el dique seco, "luego costó bastante volver a entrar en la dinámica, pero ahora me encuentro muy bien y con ganas de ayudar al máximo al equipo".

La dificultad para compatibilizar sus horarios con el balonmano no ha sido obstáculo para mantener su fuerte vínculo con el balonmano. Una de las motivaciones ha sido también "el grupo humano que tenemos en el club. Algunos nos conocemos desde hace veinte años y tenemos la virtud de decirnos todo lo que pensamos a la cara. Hay veces que nos enfadamos en el campo, pero todo se soluciona en una cena o tomando algo. Es una familia más con la que siempre quieres estar".

Cuestionado respecto a la clave del éxito de esta temporada, el central del Rasoeiro tiene claro que "el contar con una plantilla larga es la clave. Pudimos entrenar todo el año con doce jugadores y eso es lo que te da la posibilidad de jugar mejor cada semana y crecer como equipo y de ahí los resultados".

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