El Portomar Cortegada despidió la temporada a lo grande. No solo por lo contundente de la victoria ante el Universidad de Valladolid, sino también por el buen aspecto que presentó el pabellón de Fontecarmoa con alrededor de 300 aficionados en las gradas.

El equilibrio en el juego ofensivo del equipo de Rubén Domínguez pronto le permitió abrir las primeras ventajas. La pareja interior formada por Andrea Ríos y Mame Sy campaba a sus anchas debajo de ambos tableros. Por si fuera poco, Montse Gilabert daba al balón el ritmo y el rumbo óptimos desde su posición de directora de juego.

A medida que avanzaban los minutos se hacían más evidentes las dificultades del Universidad de Valladolid para aguantar el tirón de las vilagarcianas. Al descanso la diferencia ya era de 17 puntos, renta que continuó aumentando durante el tercer cuarto hasta situarse en los 25 que campeaban en el marcador al cierre del tercer cuarto.

Con la victoria ya en el bolsillo, el tramo final se convirtió en un homenaje mutuo entre afición y equipo. Domínguez dio entrada a las menos habituales terminando el equipo con cinco canteranas que se llevaron la última ovación del ejercicio.