La selección española de fútbol sala no pudo defender su corona continental al caer ante Portugal en la final de la Eurocopa de Eslovenia, después de remontar un tanto de Ricardinho en el primer minuto y perdonar hasta una prórroga que, con la estrella lusa fuera de pista por lesión, decidió Bruno Coelho en el último minuto con un doble penalti. Portugal impidió la octava corona de su vecino, superando por primera vez a España en partido oficial para estrenar su palmarés.

El cuadro luso comenzó mandando por medio de su estrella, un Ricardinho bien vigilado a partir de ese primer susto. La doble campeona del mundo dio la vuelta al marcador por medio de Marc Tolrá y Lin. No logró sentenciar el cuadro de José Venancio López para verse de nuevo en una prórroga como en semifinales ante Kazajistán. La defensora del título alargó su dominio, con Paco Sedano cada vez menos exigido, mientras Portugal se quedaba los últimos cinco minutos sin el mejor jugador del mundo, en una acción con su compañero de Movistar Inter Pola. Con cinco faltas cada equipo, España reclamó en varias ocasiones esa opción de los 10 metros, pero fue la falta de Solano la que aprovechó Bruno.

Portugal se vengó de la final perdida en 2010 y lo hizo con su mago fuera de pista. Ricardinho se hizo notar ya en el primer minuto, cuando puso el 1-0 presionando, robando a Miguelín y fusilando a Sedano. Le tocó a España ir a remolque ante una Portugal agresiva, metida en el partido y dispuesta a poner fin al gafe contra el vecino, con una victoria amistosa en 2005 de 26 partidos. La defensora del título volvió a encontrarse un guion torcido.

España se puso seria en defensa y remontó. El cuadro español mantuvo la consigna de asegurar cada balón, fiabilidad mostrada durante todo el torneo. Jorge Braz lanzó a los suyos con portero-jugador y, en una combinación a un toque, Bruno Coelho puso las tablas a dos minutos del final. Los palos se cebaron con España. Dominó en el añadido, más si cabe con la lesión de Ricardinho. Bebe topó de nuevo con Sousa y el poste y Portugal encontró el resquicio para ser campeón, otra vez con Bruno Coelho.