La final entre Marin Cilic y Roger Federer comenzó con polémica. La organización decidió cerrar el techo retráctil de la central del Rod Laver Arena, aplicando la regla de calor de su manual. Los responsables del Abierto de Australia defendieron su postura en un comunicado oficial cuando las críticas de jugadores y analistas comenzaron a arreciar.

El termómetro indicaba 37º C antes del inicio del partido, a las 19.30 hora local. La dirección del Abierto de Australia explicó que manejan temperatura, humedad y velocidad del aire, entre otros factores. Y que informó al juez árbitro de la competición que el WBGT, el índice que emplean, era superior al recomendable y que no se había dado durante los días anteriores. Hay que recordar que Simona Halep tuvo que ser atendida durante la final femenina y acabó después por culpa de una deshidratación.

Cilic, que había calentado a cielo abierto, comentó: "Resulta difícil jugar por vez primera en indoor tras haberse preparado para jugar con calor. La decisión quizás tendría que haber sido diferente. Fue difícil adaptarse al principio. El ambiente era mucho más fresco del que esperaba. La diferencia era grande entre los 38 grados del exterior y los 23 ó 24 del interior", significó Cilic.

El croata no quiso entrar en si la medida había beneficiado a Federer: "Sólo me fijo en lo mío. Lo cierto es que yo no había jugado en estas condiciones y que empecé perdiendo dos veces mi saque" En todo caso, no protestó: "Hubiera tenido pocas opciones de cambiar la decisión, hubiera sido una pérdida de tiempo y energía".

Roger Federer eludió el asunto: "Fue una sorpresa, nunca había oído hablar de que aplicaran la regla del calor en un partido de noche. Lo supimos media hora antes de la final. A mí no me cambiaba nada, honestamente. Estaba preparado para todo".