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Cristiano saca el billete para Cardiff

El Real Madrid, con tres goles del portugués, arrolla al Atlético de Madrid y se queda a un paso de la final

Cristiano. // Efe

Da la impresión de que todo ha sido una larguísima pretemporada hasta ahora, Como si Cristiano, como si el Madrid, se hubiera estado preparando para las citas trascendentes del año. El Madrid, Cristiano, se crece en los escenarios de enjundia y se agiganta en Europa, su competición. Cristiano Ronaldo, el futbolista anteriormente conocido como veloz extremo y que se emplea ahora como artillero, marcó la diferencia. Tres fogonazos del luso acercan al Madrid un paso, una zancada, a la final de la Copa de Europa. Los de Zidane mostraron su versión continental, la de equipo planificado para estas lides, para someter a un Atlético timorato y firmar un 3-0 que les da medio billete a Cardiff. Para cerrar el viaje, deberá facturar la ventaja la semana que viene en el Calderón.

Y eso que el Atleti salió a intentar dar el primer susto, a tener la pelota. Pero el impulso inicial apenas aguantó 5 minutos, los que tardó el Madrid encontrar espacios. Cuando los blancos corren, las vías más estrechas se convierten en autopistas. Carvajal, de carácter explorador, buscó la primera rendija. Jugó con Isco, sabia decisión, y se plantó en el área. Su disparo con el exterior lo repelió Oblak, que también rozó el rechace. Isco se había presentado en el choque como sustituto de Bale, en un guiño de Zidane a su plan B, del que hablaremos más adelante. A los 6 minutos, con la acción de Carvajal, el Madrid entregaba su tarjeta de visita.

Después de un par de córners, llegaría el primer seísmo en el partido. Casemiro se encontró una pelota sin dueño cerca del área y la golpeó contra el suelo, en dirección al punto de penalti, sin más intenciones que buscar el barullo, el jaleo. Un balón de patio de colegio. De allí surgió el poderoso cuello de Cristiano para imponerse a los desubicados centrales colchoneros y cabecear a la red. El 1-0 puso el partido en el escenario que más detestaba el Atlético.

Porque obligó a los del Cholo a dar un paso adelante. Y el Madrid olió la sangre. La primera media hora mostró al equipo blanco más afilado. Varane tuvo en la cabeza el segundo pero se encontró con una estirada ágil de Oblak. Modric también lo intentó desde la frontal. Entre medias, el Atlético disfrutó de la suya: pase medido de Koke que dejaba a Gameiro en posición franca. Navas se deslizó con decisión para rebañarle el esférico.

La acción resumió a la perfección la esencia del Atlético. Sometido durante media hora, agobiado incluso en momentos, había resistido con orgullo y había tenido la suya. El Atlético de Simeone, equipo superviviente.Con el susto visitante, el partido entró en un periodo de turbulencias, con más pérdidas que lujos. Más músculo que sutilezas. Antes del descanso, cada contendiente sacó las garras a su manera. El Madrid con un estético remate de Benzema a centro de Cristiano. La pirueta rozó el larguero. El Atlético se fió del balón parado: Godín llegó forzado y remató arriba.

Carvajal cayó lesionado justo antes del descanso y Zidane miró al banquillo, garantía de acierto. Salió Nacho al campo y nadie notó el cambio. Tampoco alteró nada el paso por los vestuarios. El Atlético continuaba avanzando algunos centímetros al frente pero sin olisquear la meta de Navas. También iba dejando espacio atrás, invitación al galope del Madrid.

A los 72 Marcelo encontró a Benzema en posición de pívot. El galo maniobró y cedió a Cristiano, en el área, su salón de casa. Enganchó con la derecha y la pelota se fue a la red. 2-0 y grito de éxtasis en la banda del imperturbable Zidane. Era un gol que marcaba las diferencias.

Para entonces ya estaban en el campo Asensio y Lucas, dos de los más genuinos representantes de la segunda unidad, un arma con el que el Madrid dosifica los campeonatos y cambia el ritmo en los partidos. Y precisamente fue eso, un cambio de ritmo, el que impulsó a Lucas en la banda en la acción del tercer gol. Ganó la línea de fondo y cedió atrás a, quién si no, Cristiano Ronaldo, que cerró el triplete.

El Atlético no tuvo capacidad de reacción. En realidad tampoco la había tenido tras dos los primeros goles. El Madrid había encontrado su faro en Kroos, obsesionado con la exactitud, se había fiado de la artillería de Cristiano y había esperado al turbo de su segunda unidad. Demasiados argumentos contra la pobre protesta atlética.

El Calderón vivirá el próximo miércoles el capítulo definitivo y, se supone, el guion será diferente. La agresividad guardada por el Atlético, escondida no se sabe dónde, saldrá a relucir, aunque puede que ya sea tarde para la reacción. El Madrid ya planea sobre otra final europea. Su hábitat natural

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