A la espera de que se cierre la duodécima jornada de Liga con el encuentro que hoy disputan en Butarque el Leganés y el Osasuna, el conjunto celeste es que le lleva más expulsiones esta temporada: cuatro. Dos de las cuatro tarjetas rojas han llegado por doble amonestación y otras dos de forma directa, ambas en el choque del pasado sábado ante el Eibar en Ipurua.

Los celestes son además el tercer equipo de Primera División más amonestado, con 38 tarjetas amarillas, por detrás del Málaga y el Alavés, que suman 42 cada uno. Además, el defensa central barcelonés Sergi Gómez es el jugador que más veces ha sido expulsado en lo que va de temporada. El zaguero celeste ha tenido que enfilar ya de forma prematura el camino de la ducha en dos ocasiones, ambas por doble amonestación.

Y se da la circunstancia de que las dos expulsiones de Gómez ocurrieron una tras otra. El defensa catalán no pudo concluir el encuentro liguero disputado por el Celta en El Madrigal después de ver una segunda tarjeta en el minuto 86 de partido y, tras perderse el derbi frente al Deportivo en Balaídos, volvió a ser expulsado por doble amarilla hace un par de jornadas en Las Palmas y no pudo estar disponible para Berizzo en el duelo ante el Valencia recientemente disputado en el estadio de Balaídos.

Al margen de estas dos expulsiones por doble amarilla, el equipo vigués no había recibido ninguna roja directa hasta el pasado sábado en Eibar, donde fueron expulsados el portero Sergio Álvarez, por protestar desde el banquillo, y el capitán Hugo Mallo, también por protestar y llamar supuestamente "sinvergüenza" al árbitro.

El elevado número de tarjetas que está sufriendo el Celta no se corresponde con la agresividad que el cuadro celeste muestra sobre el terreno de juego. No es el conjunto de Berizzo un equipo que destaque por su dureza. Aunque como el propio Berizzo ha sostenido en alguna ocasión en fútbol hay patadas que no se pueden dejar de dar, su Celta se ha distinguido más en los últimos años por el buen trato que dispensa a la pelota que por le violencia que emplea para recuperarla. Por alto que sea el peaje que paga por su intensidad en la presión y las marcas individuales, la dureza de su fútbol no parece justificar tan elevado número de amonestaciones.