Mario Muñoz es un orgullo para el deporte vigués, pues no es fácil acumular en una misma persona doce medallas con las selecciones nacionales de su país, ocho de ellas de oro. Ese es el preparador físico del Celta Zorka, que dice "sentirse agradecido de que se hubieran acordado de él para estar con las selecciones nacionales".

Muñoz reconoce que en la final del domingo del Mundial sub20 en Matosinhos ante Italia lo "pasé mal, ya que todo el partido estuvimos por delante en el marcador y al final las cosas se pusieron feas con la lesión de dos jugadoras, la eliminación por faltas de otra y con las italianas pisándonos los talones. Sabíamos que llegar a la prórroga no sería bueno para nosotros por las circunstancias que antes te decía, pero por fortuna todo salió bien y logramos el oro. Fue un partido duro, intenso, pero en donde el pundonor logró que lo sacáramos adelante".

Para Mario Muñoz es difícil elegir una de las doce medallas que cuelgan en las paredes de su domicilio, aunque guarda un cariño especial "de la del Mundial de Chile, ya que nos encontramos con Estados Unidos y esos son partidos que nunca se te van a olvidar. Aunque bueno, todas las medallas y todos los campeonatos tienen sus cosas y de todos te quedas con recuerdos".

Además, en esta ocasión la victoria tuvo un sabor especial, "ya que al jugarse en Matosinhos mi familia estuvo en la final, y ver su alegría me hizo mucho más feliz, sobre todo ver a mi hijo con la medalla colgada es algo que nunca se borrará de la mente".

Del torneo que finalizó en Portugal el pasado fin de semana, Muñoz se queda con "la igualdad que hubo durante todo el torneo. Los resultados fueron muy apretados, lo que demuestra que selecciones que normalmente no se tenían en cuenta comienzan a despuntar y a partir de ahora debemos tenerlas muy en cuenta para futuros campeonatos".

A pesar del éxito y de la alegría, Muñoz no se olvida de "lo largas y duras que se hacen estos torneos, primero con la preparación y posteriormente con el propio torneo en sí. Además, tienes que tener en cuenta que mi trabajo comienza un mes antes de la concentración con el plan de trabajo que se le hace a cada una de las jugadoras. Sin embargo al final todo se da por bueno cuando se viven momentos como los del domingo por la noche cuando las cosas nos salieron bien y conseguimos una medalla muy importante para el baloncesto nacional.

Poco tiempo le queda de vacaciones al preparador físico, ya que en poco tiempo se tiene que poner manos a la obra con su otro equipo, el Celta Zorka. "La verdad", prosiguió, "es que estamos ante una temporada apasionante, con gente muy joven que va a trabajar muy duro y que desea meterse en la final final por el ascenso. Desde luego yo animo a todos los aficionados que esta próxima temporada se pasen por el pabellón de Navia en donde se lo van a pasar en grande". Mario Muñoz, el coleccionista de medallas, es un hombre que vive por y para el baloncesto.