Uno de los récords de España de atletismo más longevos, el de Julia Vaquero en los 5.000 metros lisos, cumple hoy 20 años. Fue en Oslo, en un meeting de la Golden League, y donde la guardesa acabó en la tercera posición por detrás de la portuguesa Fernanda Ribeiro y de la rumana Gabriela Szabo.

"Siento mucha nostalgia de tanto tiempo que ha pasado y lo bien que me encontraba, lo feliz que estaba por batir el récord y añoro los tiempos en los que corría", dice Vaquero, totalmente retirada del atletismo. "Que mi récord aún siga vigente indica que no hay recambio, que en el atletismo no hay mujeres que hayan podido superarlo y es una decepción para este deporte", analiza.

Vaquero rememoró ayer los nervios que sentía antes de cada competición, los sacrificios, los momentos de gloria que le dio el atletismo, con el que todavía intenta reconciliarse. "Me ponía muy nerviosa, pero el viaje a Oslo me hizo mucha ilusión porque los países nórdicos me encantan. Estaba también muy ilusionada porque era el primer año que participaba en la Golden League e ir a esos meetings para mí era lo más de lo más, tenías que tener mucha calidad, y pude codearme con las mejores del mundo", dice con el recuerdo de "aquellos estadios llenos de gente, era algo a lo que no estaba acostumbrada". Julia Vaquero recuerda que la del 1996 "fue la temporada que mejor me salió. Fue el año en el que conseguí la mínima para los Juegos de Atlanta (en los 10.000 metros lisos) y recuerdo que estaba muy bien de forma", prosigue.

También guarda buenos recuerdos de la carrera. "Me encontraba muy a gusto, tampoco excesivamente nerviosa, y tuve muy buenas sensaciones. De eso que vas sufriendo pero no sientes dolor. Sufres y sientes a la vez que puedes controlar la situación, que todavía el sufrimiento no puede contigo", explica. Tras su esfuerzo, acabó tercera en el podio, por detrás de la portuguesa y la rumana, y con un récord de España que nadie ha podido batir todavía. "Ellas empezaron a tirar y fueron las partícipes de que yo hiciera esa marca. En un campeonato las carreras son más tácticas, pero en un meeting se suele correr de verdad", apunta.

A Oslo Julia Vaquero llegaba ya con la mínima olímpica para los Juegos de Atlanta. "Quizá en los Juegos ya no respondí tan bien, me pudieron los nervios. Estoy contenta por haber ido, pero no satisfecha por mi actuación", confiesa. Fue novena.

Así que la de Oslo, y su participación en el Mundial de Sevilla, son dos de los mejores momentos de su carrera. "Me quedé muy decepcionada cuando no pude ir a los Juegos de Barcelona. Quise abandonar. Una Olimpiada en tu país tiene que ser algo impresionante, pero luego tuve la oportunidad de correr un campeonato del mundo en Sevilla. Venía de una lesión y tuve que cambiar el 10.000 por el 5.000, pero quedé sexta y para mí es como si ganara porque ni yo me lo creía. Había pasado un invierno muy malo y correr en mi país y a ese nivel fue muy gratificante", subraya.

Su relación con el atletismo ahora es inexistente. Un trastorno bipolar marcó el fin de su carrera. "Ya no sigo corriendo. Solo me mantengo con gimnasia y no practico otro tipo de deporte. La manera en la que tuve que dejarlo fue bastante dura para mí y no me quedaron buenas sensaciones. Lo añoro", dice la que muchos consideran la mejor atleta gallega de todos los tiempos.

Si la vida le permitiera volver atrás, "cambiaría mi manera de encarar las competiciones, me ponía muy nerviosa, lo pasaba muy mal, me ponía muy intranquila. En aquella época los psicólogos no estaban de moda y tener a alguien que me preparase psicológicamente es algo que eché de menos porque me doy cuenta de que la cabeza es muy importante a la hora de competir", dice. "Ahora estoy muy bien, he mejorado mucho. Llevo una vida tranquila, aunque sí que un poco insatisfecha porque todo lo que he hecho ya pasó, se ha quedado atrás, en el recuerdo. Siento mucha pena por haber quemado esa etapa".

De esa etapa guarda un recuerdo especial de su entrenador, Alfonso Ortega: "Siempre le agradeceré todo lo que hizo por mi y siempre lo llevaré en mi corazón. De su mano pude llegar a estar en lo más alto".