La temporada gallega de caza 2015-2016, marcada por la muerte de un cazador en Ourense, comenzó ayer en Galicia para un colectivo de casi 50.000 cazadores que disponen de licencia para ejercer la actividad en 453 tecores, que superan las 2,6 millones de hectáreas de terrenos cinegéticamente ordenados. A esa extensión se suman los terrenos de la Reserva Nacional de caza de Os Ancares, las explotaciones cinegéticas comerciales y zonas libres. "Prácticamente en un 90% la superficie de la comunidad se puede practicar esta actividad", indican desde la Xunta. En la provincia de Lugo han sido aprobados 149 tecores que suman una superficie de 929.525 hectáreas; 124 en la de A Coruña, con 695.383 hectáreas; en Ourense, 107, con 664.419 hectáreas; y en Pontevedra, 73, con 350.551 hectáreas.

El periodo hábil de caza se prolongará hasta el próximo 6 de enero de 2016. En concreto, se consideran días hábiles de caza con carácter general los jueves, domingos y festivos de carácter estatal y autonómico. De momento, en la primera jornada, domina el pesimismo de los cazadores en el sur gallego. Influyó la peor meteorología posible para la caza, por la mañana mucha lluvia y niebla, y por la tarde un poco mejor. Los perros apenas fueron capaces de seguir los rastros de las presas. En los montes se repitió la estampa de ver a los cazadores lanzando muchos tiros al aire pero sin obtener conejos y perdices, tampoco jabalíes.

Las sensaciones que dejó la primera jornada de la temporada en Ourense, por ejemplo, fueron poco positivas. La población del conejo en algunos sitios parecía elevada, pero las capturas solo fueron regulares para los 6.000 ourensanos que salieron a los montes. Muchos cazadores reconocen que la primera jornada de la temporada sirve sobre todo para matar el gusanillo, entrenar con más seriedad a los canes y que estos comiencen a abrir paso entre la maleza para futura cacerías. Esperan que en el plazo de quince días las capturas vayan a más.

Antonio García Reinoso, el delegado de la Federación Gallega en Ourense, hacía una valoración al finalizar la jornada de ayer: "Es cierto que no ha sido buena primera jornada, solo aceptable en algunas localidades,como Piñor de Cea e Irixo. Hay que tener tranquilidad. Vamos a seguir esperando dos semanas más para ser más optimistas y que podamos ir ampliando las capturas en cuanto a la caza menor. De la mayor de momento en algunos sitios tampoco se quejaron".

Muchos tiros y poca caza en O Morrazo. Los temores de los cazadores se vieron confirmados después de las primeras batidas por el monte porque a pesar de las repoblaciones emprendidas durante los meses previos el conejo apenas se dejó ver. La esperanza es que a lo largo de las próximas semanas la situación mejore, aunque desde Cangas ratificaron ayer su intención de cerrar la temporada del conejo el último fin de semana de noviembre. Una medida para intentar fijar la población de este mamífero y que haya más caza en el futuro.

"El monte está muy tupido y así es difícil que el conejo dé la cara", explican algunos cazadores buenenses. Aún así, cayó algún que otro ejemplar, varios faisanes y perdices. También hubo quien prefirió no revelar o mostrar ante la cámara el botín de la primera jornada para no dar pistas al resto de compañeros de donde se puede encontrar caza. Algo parecido a quien tiene sus marcas para ir a pescar y las mantiene en secreto.

La percepción del primer día de la temporada de caza menor en O Salnés es muy distinta a la de los cazadores de otras zonas, como Pontevedra o Terra de Montes, donde hicieron un balance negativo. Sobre esto, Rafael Otero, presidente de la sociedad de caza de Meañao, apunta: "Nosotros sabemos o podemos saber las razones de que la haya o no en nuestros terrenos", y añade que en su caso adquieren el conejo en una granja cunícola que les parece de confianza. Otero señala que también influye mucho la suerte, y que las enfermedades no penetren con fuerza en el territorio.