Lágrimas, sollozos a borbotones, miradas perdidas; alegría, abrazos sinceros, gritos de euforia por fin desatada. En pocos metros cuadrados del Municipal Pahíño la escena entremezclaba ambas situaciones. El deporte exalta la pasión hasta donde se pierde el horizonte. Tal vez por eso nada lo supera a la hora de mostrar los sentimientos más a flor de piel. El Olivo ha perdido. Con honor, pero ha caído. Hasta la próxima.

El conjunto local se estampó contra un muro llamado Oiartzun, que será el cuadro ascendido a la máxima categoría 2015/16 del balompié español. 4-2 para las vascas en el cómputo total de una eliminatoria en que las viguesas soñaron largo tiempo con pasarla, despertándose abruptamente a las 12:42 horas de ayer. No había llegado la lluvia y la temperatura ambiente era buena. Pero a esa hora se congeló toda ilusión.

El Olivo fue derrotado con todas las de la ley en un partido anodino, solo forzadamente aceptado en la categoría de emocionante gracias al ímpetu inicial de un graderío abarrotado que rodeaba sin acritud a un grupo de fieles seguidores del conjunto vasco? y también a la incógnita de si llegaría el gol necesario para clasificarse. Cierto que sí apareció, pero tarde, cuando las gallegas ya habían concedido una distancia insalvable al once guipuzcoano.

Derrotadas sí, pero con la cabeza erguida. El Olivo no cuajó una buena actuación porque el rival tampoco se lo permitió. Toca esperar otra oportunidad.

Dos teclas han marcado esta campaña el ritmo del mejor El Olivo: Sara Tui, su cerebro, y Carol, sus pulmones, su alma. Y en esta cita apenas se les vio. El técnico olívico, David Ferreiro, planteó un partido de contención, con la línea de cuatro y el apoyo de Andrea Mirón bajando desde la medular. Pretendía tapar cualquier vía de agua que provocase el adversario, de más empaque y con una diablilla "9", Estíbaliz Bajo, "Esti". No encajar un tanto era la meta principal e inicialmente la pizarra funcionaba. La zaga del Olivo resolvía de modo expeditivo. No obstante, las anfitrionas estaban igualmente obligadas a anotar, el 0-0 no servía y tenían que encarar la meta contraria. Pues no.

La defensa desmontaba todo intento vasco de crear peligro, pero el balón volaba de un punto a otro sin ton ni son. Sara Tui no recibía una sola bola en condiciones para organizar la ofensiva. De algún balón largo también intentaba aprovecharse Carol, pero tampoco. Sara iba de un lado a otro tras el esquivo cuero como si persiguiese un sueño mientras que la "9" viguesa galopaba sin ver línea de meta. Hubo una ocasión, al comienzo del choque y tras saque de esquina, que ni Sara Tui ni Carol lograron definir. Nada más.

El Oiartzun botaba una falta lejana, Nerea Abances, "Napo", ganaba el salto de cabeza, el esférico quedaba de nuevo muerto en la frontal y Alazne Bengoetxea, "Pipe", tocaba lo justo para que Sheila no llegase. 0-1. Se acabó. A tres minutos del descanso, el gol era doblemente mortal de necesidad. A Ferreiro se le hacía añicos el sistema táctico.

El receso solo alargó la agonía. Cierto que El Olivo buscó la igualada porque nunca se rindió, pero el partido no estaba para los intereses de las verdes. El esfuerzo careció de premio.

En dos acciones a balón parado el conjunto vigués tuvo su oportunidad de igualar el partido. No lo hizo y se encontró con el 0-2 acto seguido, tal vez demasiado castigo. Otro centro largo cabeceado esta vez directamente a la red por Esti. El Oiartzun dominó el juego aéreo, mientras su contrincante no encontraba alternativas a ras de suelo.

Un saque de esquina maquilló el resultado. El balón llegó a pies de Sara Tui y ésta lo colocó donde quiso. A diez minutos del final era ya una acción testimonial.

El equipo vigués tiene ahora la III Copa Vigo para defender título. Las semifinales, el 17 (El Olivo-Matamá y Alertanavia-Sárdoma). La final, en Balaídos, el sábado 20.