El Celta B sufrió en la tarde de ayer un durísimo revés en su lucha por continuar la próxima temporada en la Segunda División B al caer derrotado ante un rival directo, el San Sebastián de los Reyes. Los vigueses, después de haber regalado por completo los primeros 45 minutos, hicieron méritos más que de sobra para haber logrado como mínimo el empate en la segunda mitad, pero la pelota no quiso entrar y los visitantes, que provocaron el enfado de la repleta de grada de Barreiro por sus continuas y bochornosas pérdidas de tiempo en el segundo plazo, se hicieron con tres puntos de oro en la lucha por la permanencia.

Una semana más Pichi Lucas tenía que tirar de imaginación para completar su once inicial, puesto que las interminables ausencias, bien por lesión o bien por sanción, obligan al técnico del Celta B a buscar nuevas alternativas cada jornada. En esta ocasión, las novedades fueron dos. La primera, ya vista en otras ocasiones, la presencia del juvenil Jony en el lateral diestro para cubrir la vacante de Víctor Díaz. La segunda implicaba una variante táctica, dado que Lucas prescindía de una referencia fija en la punta de ataque para reforzar el mediocampo con Pablo Lede junto a Levy y Pillado.

La apuesta duró cuarenta y cinco minutos, los que tiró un filial céltico desastroso en la primera mitad, sin la necesaria intensidad a pesar de lo mucho que había en juego y tremendamente desacertado tanto en los pases como en los controles. Tras el descanso, obligado también por el adverso marcador, el técnico local retiró a Lede dando entrada a Albert Manteca y el Celta B recuperó su fisonomía más habitual.

Pero antes de eso hubo un primer periodo en el que el Sanse obtuvo un increíble rédito a lo poco que mostró sobre el césped de Barreiro. Cierto es que en esa primera parte su rival mostró todavía menos. Porque el 0-1 llegó en un córner en el que José Luis aprovechó la indecisión de Queco Piña en la salida para cabecear a placer casi dentro del área pequeña (minuto 6). Y el 0-2 llegó en un saque de banda en el que los vigueses se quedaron dormidos. Tanto que Portilla a punto estuvo de no batir a Piña, incapaz de comprender cómo podía estar solo y tener tanto tiempo para controlar el balón, acomodarse y disparar dentro del área céltica (minuto 28).

Del Celta B no había noticias y así hubiera sido hasta el intermedio de no ser por el remedio habitual: Jota. El mediapunta dio constancia de su presencia sobre el césped en el minuto 40 con un disparo lejano que obligó a Miguel Ángel a esforzarse por atajarlo en dos tiempos. Y nada más.

Por eso, además de la evidente bronca de Pichi Lucas en el descanso y la entrada en escena de Manteca, los locales necesitaban un cambio radical. Lo hubo.

Desde el pitido inicial, el Celta B se puso manos a la obra para recuperar el tiempo y el terreno perdidos. Una falta de Jota que tocó la escuadra en el minuto 46 era el primer aviso y el inicio de un acoso y derribo asfixiante. Porque, además, en la siguiente jugada los vigueses encontraron un motivo para creer. Levy puso un balón en el área, Manteca llegó a tocarlo de cabeza y la pelota acabó llegando a Marcos Torres en el segundo palo. Su volea con la zurda, tras tocar en un defensa, acabó en el fondo de la portería visitante (1-2, minuto 47).

Las acciones de ataque del filial céltico se sucedían casi sin tiempo para asimilarlas ante un San Sebastián de los Reyes incapaz de salir de su propio área durante estos segundos cuarenta y cinco minutos y cuyo único recurso para detener la avalancha de juego viguesa fueron las lamentables pérdidas de tiempo de sus jugadores, tirándose al suelo y fingiendo lesiones ante la permisividad de un colegiado que no mostró ninguna tarjeta por este motivo y zanjó la cuestión añadiendo seis minutos.

Las opciones más claras fueron un tiro de Jota al que Miguel Ángel respondió con un espléndido pie para sacar el balón a córner (minuto 57) o el disparo del propio Jota, después de una gran jugada de Manteca, que se fue fuera por muy poco (min. 60). Raúl Navas lo intentó con potencia desde lejos, obligando también a despejar con muchos apuros al meta del Sanse (minuto 69).

Gol anulado

A partir de ahí, los madrileños empezaron a enfriar el partido con continuas caídas al suelo e interrupciones múltiples para romper el asfixiante ritmo de juego impuesto por el Celta B. La estratagema dio resultado. Las ocasiones eran ya más escasas y, aunque el balón acabó finalmente llegando al fondo de la portería visitante, la felicidad de la nutrida grada de Barreiro se vio truncada al señalar fuera de juego el asistente. Fue en un tiro lejano de Jordan que Manteca trató de rematar sin conseguirlo pero despistando lo justo al meta visitante para que el lanzamiento acabase en gol (min. 84).

Ni siquiera los seis minutos de tiempo extra y la opción desesperada de colocar a Héctor Ladero en la punta de ataque para colgar balones permitieron al Celta B salvar al menos un empate. Ahora, la permanencia se sitúa ya a cuatro puntos de distancia cuando únicamente quedan nueve por disputarse. Y la próxima semana, otra final ante otro rival directo, el Leganés.