Óscar Pereiro acude hoy a Fátima a revisarse su dolorida mano derecha, pero va con el diagnóstico hecho, como si hubiese estudiado la carrera de medicina. Asume que tendrá que pasar por quirófano para librarse del bulto interóseo que le impide manejar el manillar con comodidad. El mosense se resigna: "La Vuelta a España está más que descartada". Sólo espera que su lesión amaine a tiempo de poder poner el broche a su carrera sobre la bicicleta, en alguna de las escasas citas que restarán tras la ronda española.

El Tour de Francia ha proporcionado a Pereiro la gloria de las etapas ganadas y del podio de París en 2006. Pero también se ha convertido en su via crucis particular. El dopaje de Landis lo cogió como víctima. Su posterior proclamación como campeón y las obligaciones del cargo han lastrado mentalmente su carrera posterior. Y en 2008 sufrió una grave caída que se ha revelado además como una bomba de espoleta retardada. La lesión que padece en los metacarpianos de la mano derecha es consecuencia de aquel golpe. Era un problema latente, que un mal bache en la reciente Vuelta a Polonia ha reactivado. De allí volvió además con una pequeña rotura fibrilar en el muslo.

El dolor es tan intenso que lleva varios días sin coger la bicicleta. El lunes pretendía entrenarse. Para probar al menos qué sentía, para concederse un último intento de disputar la Vuelta a España. No pudo y ayer tampoco. Y no es cosa de creer en milagros. "Ir a la Vuelta está casi imposible", valora Pereiro. "Faltan sólo diez días y no veo ninguna posibilidad". Probó a retrasar la operación quirúrgica mediante un tratamiento conservador con ultrasonidos y masajes, pero la mano no le concede tregua. "La tengo cada vez más hinchada. Hay que decidirse ya", le propone a su médico. Ya que hay que enfrentarse al bisturí, que sea de forma inmediata.

La intervención no parece complicada, pero exige un tiempo mínimo de recuperación. Y el calendario está en sus postres. Óscar Pereiro ha decidido retirarse. Flirteó con la posibilidad de seguir en Astaná cuando el director deportivo, Yves Sanquer, y Alberto Contador se lo insinuaron. Pero Contador rompió después las negociaciones con el equipo kazajo y Pereiro recuperó el plan inicial. Esta es su última temporada. Se baja de la bicicleta metafóricamente y él quería que también fuese de forma literal, tras cruzar su última meta.

La idea era hacerlo en la Vuelta a España. También le han llamado los organizadores del Criterium de Valencia, el más importante de España. Quieren realizarle un homenaje. La prueba se disputa el 3 de octubre. La incógnita es si ya habrá recibido el alta médica en aquel momento y si Astana aún lo tendrá en sus planes, ya que los corredores que compiten en la Vuelta disfrutan después de un pico de forma del que Pereiro estará muy alejado. En todo caso, se enfrentará con serenidad a este epílogo, con el recordatorio en su cabeza de las alegrías del ciclismo y en su mano, la señal de las tristezas.