El entrenador del Pilotes Posada, Quique Domínguez, lo había propuesto como un objetivo ideal, casi utópico; el presidente, Javier Rodríguez, había lanzado la oferta como quien juega a la quiniela, sin confiar en que fructificase la operación; Iván Infestas y Javi Díaz, amigos del pretendido, han ejecutado su danza de seducción... Y el milagro se ha obrado. Juan Bosco Rentero, compendio en carne de la Liga Asobal, descenderá un peldaño para ayudar a la escuadra viguesa a ascender. "El reto deportivo es fundamental y éste me motiva", comenta el extremo derecho.

Una razón para que siga jugando quien ya lo ha vivido todo. Ese era el dilema que se le había planteado a Rentero, a sus 35 años recién cumplidos. El madrileño ha recorrido todo el arco biológico del balonmano, de lo sublime a lo sufrido, de los títulos a las permanencias. Han sido 18 temporadas consecutivas en la Liga Asobal, desde su debut con el Atlético en 1992. Sus otros destinos han sido Alcalá (94-95), Guadalajara (95-96), Redcom Airtel Chapela (96-99), Teka Cantabria (99-03) y Pevafersa Valladolid (03-10).

De Pucela se ha despedido a lo grande, siendo titular en el tercer clasificado liguero, y disputando a las órdenes de Pastor la Liga de Campeones. Cuando en el mercado se conoció su marcha, la mesa se le llenó de ofertas de Asobal. "Eran de equipos de un nivel algo inferior y no lo veía claro", explica. "No tenían unos objetivos muy definidos. Sería jugar por mantenerse o así, y eso ya lo he vivido, igual que competir por otras metas. La División de Honor B es una categoría que no conozco y un reto".

También ha pesado en su decisión la posibilidad de volver a Galicia, donde residió tres años, y la duración del contrato, dos temporadas. "Consigo estabilidad y un lugar adecuado para mi familia".

Tal y como está la situación económica en general y la más concreta del deporte profesional, dos años de contrato se antoja casi un proyecto a largo plazo. "Valoro el esfuerzo que realiza el club y me produce mucha ilusión. Eso también ha influido", añade Rentero.

Podría sospecharse de su DNI, de la actitud que adoptará en las guerras sucias de la B el único extremo que ha acumulado más de 1.000 goles en la historia de la Asobal. Viene, sin embargo, entusiasmado y con viento a favor, tras un "año muy bueno" en Valladolid. Tal vez ya no posea la explosividad de cuando galopaba por la vieja cancha de Chapela. Los años, por contra, han afinado la precisión de su zurda. "A este paso, tendremos mejor equipo que el año pasado", se oye en el club. A falta de reconstruir la primera línea con los laterales, lo cierto es que el Pilotes Posada se está garantizando un siete inicial impetuoso.

Independientemente de cómo se remodele la plantilla, Quique Domínguez garantiza la continuidad del estilo. Su propuesta entronca con el código genético del Octavio y con su propia historia personal. El Pilotes es tierra de extremos, de gente lanzada a la contra y colándose por el pasillo del fondo como lo hacía Domínguez de corto. La amplitud en la circulación se está perdiendo en el balonmano actual. En Vigo se conservan las esencias y es otro factor que anima a Rentero. "El Pilotes Posada, incluso en este año en que han descendido, ha practicado un juego muy bonito y vistoso, en el que los extremos tienen una participación activa", analiza el madrileño, que añade: "Me han hablado muy bien de los métodos del entrenador". Tiene dos años para disfrutarlos.