Al poco de firmar por el Celta, tras empatar a dos goles en el Camp Nou, Sergi Barjuán, espetó a Míchel Salgado. “¿De dónde habéis sacado a ese negro? Parece que tiene una hélice en el culo”. El zaguero del Dream Team se refería, claro está, al incombustible Claude Makelele, un perfecto desconocido entonces en España, pero que ya apuntaba en aquel lejano partido frente al Barça algunas de las cualidades que acabaron por convertirle en uno de los mejores medio centros defensivos de la última década.

Claude Makelele (Kinshasa, 1973) anunció ayer por sorpresa que se retira a final de temporada. Lo hizo con serenidad en una conferencia de prensa aparentemente anodina con el PSG, un grande venido a menos que él mismo eligió para concluir sus días deportivos tras su impresionante etapa con el Chelsea. Fue también pulmón del galáctico Real Madrid de Florentino Pérez, con el que ganó dos Ligas y dos Ligas, una Liga de Campeones y la Intercontinental pero fue el Celta el equipo que le sirvió de escaparate, el que lo dio a conocer como uno de los mejores pivotes de continente.

Desembarcó en Vigo en la florida campaña 1998-99 por expresa recomendación de Félix Carnero en los dorados tiempos en los que el Celta acertaba con sus fichajes. Su traspaso se concretó con el Olympique de Marsella en 400 millones de las antiguas pesetas, una ganga, como enseguida se confirmó. Con Mazinho a su vera formó un doble pivote irrepetible, en el que talento y potencia se conjugaron para alcanzar la excelencia futbolística que acompañó al gran Celta de final de siglo.

Pero no era, ni mucho menos, un novato cuando aterrizó en Balaídos. Nacido en la capital congoleña, se desplazó con apenas cuatro años a París, donde su padre, también futbolista, se había exiliado. El padre de Claude había alcanzado la internacionalidad con la República del Congo y jugó durante algún tiempo en el campeonato belga. Makelele dio sus primeros pasos futbolísticos en la banlieue parisina. A las 16 años ingresó en una escuela de fútbol en Brest (Bretaña), donde fue reclutado por el Nantes, que le dio la alternativa en el fútbol profesional. Estuvo cinco temporadas en el conjunto del Loira, con el que conquistó, en 1995, la Liga francesa y que le abrió las puertas de la selección gala, con la que llegaría a tener 71 apariciones. En 1997 firmó por el Olympique de Marsella, que lo traspasó, al año siguiente, al Celta.

Su paso por el equipo de Balaídos fue fugaz, aunque inolvidable. En su primer año, con Mazinho, a lado, formó de las mejores parejas de centrocampistas que se recuerdan en la Liga española. Tras la prematura retirada del campeón brasileño, sostuvo durante otra temporada en solitario el medio campo del Celta. Hasta que los grandes equipos españoles pusieron su ojo en él. Tras dos temporadas en Vigo, se lo disputaban fieramente el Valencia y el Real Madrid. Le restaba un año de contrato en Vigo y el Celta quería retenerlo pero el jugador hizo finalmente valer el compromiso alcanzado con Horacio Gómez de venderlo si aparecía un gran equipo. La venta al Real Madrid se concretó en dos mil millones de las antiguas pesetas, uno de los negocios más rentables de la historia del club.

En el Real Madrid, Makelele dio un impulso definitivo a su carrera. En Chamartín, el medio centro galo obtuvo el reconocimiento de todos sus entrenadores, pero nunca gozó de la simpatía de Florentino Pérez, que lo consideró plato de segunda. Aunque pieza clave en la conquista de la octava Copa de Europa, su relación con el presidente blanco se fue enturbiando a medida que el club incorporaba, a golpe de talonario, nuevos y millonarios fichajes galácticos. Florentino se negó a mejorarle el contrato y Makelele partió hacia la Premier League para hacer grande al Chelsea, al tiempo, el Madrid entraba en declive. De la mano de José Mourinho, Makelele vivió tiempos dorados en el equipo londinense, que tras años de frustraciones, se postuló como alternativa al todopoderoso Manchester United. Dos Ligas, dos FA Cup y dos Comunity Shield jalonan su paso por el equipo londinense, en el que permaneció cinco temporadas. Lo dejó, tras rescindir amistosamente contrato, el pasado curso, para acabar sus días en el PSG, con el que, parece, se han cansado de penar.

La selección gala

Claude Makelele será también recordado por sus apariciones en la selección francesa, a pesar de no formar parte de los equipos que conquistaron el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000. Eliminado en la primera fase en el Mundial de Corea y Japón 2002 y tras un pobre papel en la Eurocopa de 2004, en Portugal, el medio centro anuncia su retirada el equipo nacional. Sin embargo, el nuevo seleccionador Raymond Domenech, le obliga a acudir a Alemania en 2006 amenazando con sancionarle. Y ampliamente rebasada la treintena, Makelele vuelve a asombrar como el pulmón de los bleus, que alcanzan la final frente a Italia. Tras el torneo anuncia su retirada de la selección. Poco después deja al Chelsea y regresa París, la ciudad en que empezó, para cerrar el ciclo.