El coste del control de la plaga del pino es todavía una incógnita. Ni la Consellería de Medio Rural ni los concellos afectados –Salvaterra y As Neves– conocen cuánto les costará a las arcas públicas atajar el nematodo y evitar que se extienda, según confirmaron ayer a FARO DE VIGO fuentes municipales.

De hecho el propio director xeral de producción Agropecuaria, José Alvarez Robledo, durante su visita a una de las oficinas para extender permisos de corta, indicó que el coste depende de muchos factores, entre ellos la madera que cortarán y retirarán los propios afectados y de la que deba encargarse la Xunta, lo que encarecerá el proceso.

Aún así, algunos cálculos realizados por el sector apuntan a siete millones de euros, y la propia Tragsa –empresa pública que realizó mediciones de campo en la zona– estima que serán necesarios más de seis millones de euros.

En el coste final influirá la eficacia de las talas que se realizarán antes del 28 de febrero directamente por los propietarios, que en estos momentos ya avanzan a buen ritmo. Las oficinas para solicitar permisos de corta están abiertas al menos hasta el día 30 de enero, si bien su ampliación no se ha publicado en el Diario Oficial de Galicia. Inicialmente la apertura solo para solicitar permisos estaba prevista hasta el día 20. Los vecinos también aceleraron sus talas de carácter personal aprovechando las buenas condiciones climatológicas de los últimos días.

Siete mil parcelas

En la zona afectada hay unos 100.000 árboles en unas 7.000 parcelas con un volumen de unos 90.000 metros cúbicos de madera. El sector considera que, a pesar de que inicialmente, su uso dentro de las condiciones de erradicación de la plaga podía verse como ser un problema, está muy lejos de la realidad ya que los árboles pueden consumirse o procesarse –con tratamiento térmico– en la zona lo que garantiza a las autoridades un eficaz control de la plaga, detectada por vez primera en Galicia en la comarca del Condado.

La presencia de la plaga fue confirmada por la Xunta el 26 de noviembre, y provocó inicialmente un examen especial en un radio de veinte kilómetros a la redonda, y la retirada de toda la madera en un radio de kilómetro y medio, desde la "zona cero".

El Bursaphelenchus xylophilus, más conocido como nemátodo de la madera del pino, es un gusano microscópico que surgió en Norteamérica y apareció por primera vez en Europa en 1999 en Setúbal (Portugal). Tiene estatus legal de organismo nocivo reconocido por la Unión Europea (UE) y en apenas veinte años ha logrado extenderse por todo el territorio luso.