Intentar sacar el máximo provecho al monte. Es la razón por la que la Comunidade de Montes Veciñal en Mancomún de Cabeiras lleva dos años y medio impulsando una explotación ecológica de cabritos.

Los incendios del verano de 2006 devastaron la plantación de pinos y eucaliptos de los comuneros de esta parroquia arbense. Por eso, cansados de que la producción de sus 473 hectáreas de monte dependiese del rumbo de los incendios, decidieron apostar por otra alternativa.

Rápidamente pensaron en la cría de animales. Barajaron la posibilidad de ovejas o vacas, pero finalmente se decantaron por las cabras por sus muchas ventajas. Según asegura Jesús Estévez, presidente de la comunidad de montes, ayudan a mantener el monte en buenas condiciones al pastar en él a diario.

En la actualidad, cuentan con 173 "cabras ecológicas" y su pretensión es llegar a las 300 unidades. Hasta el momento no han conseguido que aumente la reproducción de estos animales que han traído de la localidad ourensana de Esgos. Jesús Estévez sospecha que se debe a problemas de adaptación. Además, en 2009, el lobo atacó a tres de las cabras, un depredador que deben tener en cuenta.

La demanda es mayor que la oferta y por eso aún no pueden comercializar todos los cabritos que quisiesen. Únicamente venden algunos ejemplares a particulares o a restaurantes de la zona a un precio de 15 euros el kilo. "Nos gustaría vender más cantidad pero para eso tendremos que esperar a que la producción sea mayor" explica Estévez.

Las cabras son ecológicas porque se alimentan de harina de cuatro cereales: maíz, centeno, trigo y cebada, así como de hierba, tanto seca como del monte cuando las saca a pastar José Gil, el vecino contratado por la comunidad de montes para que ejerza de pastor.

Los comuneros de Cabeiras tampoco descartan una segunda vía de negocio con sus cabras, la de comercializar el abono que producen sus excrementos. Ahora lo regalan a los vecinos pero estudian su venta en sacos.