Aunque no es el patrón de Vilanova, el Concello siempre ha declarado el día de San Amaro como una de las festividades locales del año. No en vano, desde primera hora de la mañana, los oficios religiosos se complementan con la actividad gastronómica que se desarrolla en los bares, y en la carpa instalada a escasos metros de la capilla románica en ruinas de San Amaro.

A diferencia de años anteriores, la fiesta ya comenzó el domingo, con la apertura de la carpa para degustar los callos, una imagen que se volvió a repetir a mediodía de ayer. Poco a poco, la carpa se fue llenando de gente con el objetivo de repartir más de 600 raciones de producto.

Además de la gastronomía, San Amaro también tiene una gran cantidad de devotos, que asistieron a las misas que se celebraron prácticamente cada hora, y cuya culminación fue la tradicional procesión. La festividad de San Amaro se despidió hasta el próximo año con la música de Añoranza de Barrantes y Voces Amigas de Vilagarcía.