-¿Y la toma de decisiones arbitrales es entrenable?

-¿Cuál es la mejor sensación que se puede llevar un árbitro cuando termina un partido?

-Nos movemos por sensaciones y sabemos si lo hemos hecho bien o mal. Tenemos ese feeling, pero la televisión es implacable y te puede echar por tierra lo que tu has interpretado de la mejor manera posible. La sensación de estar enchufado y de fluir durante el partido eso es muy bueno para un árbitro. Saber que pueden pasar cosas y tener el mayor control posible son dos premisas.

-¿Y hay malos días como árbitro o siempre se va uno del campo con la conciencia tranquila?

-Cuando esto sucede hay que preguntarse por qué sucede. Siempre vemos los partidos, sobre todo cuanto hay estas sensaciones. Independientemente pasas página y te pones a trabajar para mejorar. Es duro cuando constatas que se produjo el error. Cuando nos equivocamos tenemos varios malos días porque nos perjudicamos a nosotros, a los protagonistas y al fútbol. Nuestra obligación es defender el fútbol y defender el juego y si fallas es más complicado.