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La gira mágica de Carlos Núñez

En unos viñedos de California donde se cultiva ¡albariño! decidió que esta gira incluiría una bodega gallega. La 'hora meiga' de todos los conciertos, las nueve, la acordó hace unos días en Irlanda. Magia, música y tradición se unen en Carlos Núñez.

El músico vigués Carlos Núñez.

Nueve lugares "mágicos" de la geografía gallega vibrarán con música celta este verano. Para 'catar' la gira de Carlos Núñez que arranca este domingo en la Ribeira Sacra se precisan, eso sí, todos los sentidos.

- ¿Cómo se gesta una idea tan espectacular pero tan compleja?

-Estoy contentísimo porque, por fin, podemos realizar este sueño en Galicia. Llevaba muchos años queriendo construirlo y ha ido surgiendo, inspirándonos en lugares especiales de nuestras giras por el mundo. Por ejemplo, la última vez que estuvimos en California hicimos un concierto maravilloso en unas bodegas de la zona de Santa Bárbara -cerca de la mansión "Neverland" de Michael Jackson-; una zona de la costa en la que están muy de moda los viñedos. Allí nos comentaron, llenos de orgullo, que estaban plantando uvas de alvariño. Durante el concierto, ellos hacen lo que llaman 'wine testing', aunando música, con vino e historias. Esa fue la inspiración. En California pensé que deberíamos hacerlo en Galicia, por ejemplo, en la Ribeira Sacra...

-Y arrancarán en unas bodegas. ¿Cómo maridan música celta, paisaje y mencía?

-Música celta y vino sin duda encajarán a la perfección. Aunque se suele asociar el vino en Galicia a la llegada de los romanos, cada vez hay más pruebas de que en el Atlántico no vivíamos en las cavernas hasta que nos trajeron la civilización. Es sabido que a los celtas les gusta el vino desde siempre. Hace una semanas en Irlanda me invitaron a un encuentro de poetas al oeste, en la zona de Carrick. En ese lugar celebran el solsticio de verano y de invierno: cuando el sol se pone por la montaña, se alinea con los dólmenes. Pensé que es muy bonito tocar a la hora del solsticio, durante la puesta de sol. Como parte de la magia de la música está el decorado. Decidimos que todos los conciertos de la gira sean a las 21:00 horas para disfrutar esa 'hora meiga' en la que aparecen cosas insospechadas.

- Van a hacer nueve conciertos en Galicia: en un dolmen, un monasterio, varias iglesias, un claustro, un parador de la costa...

- Tocaremos diferentes repertorios. No va a ser en mismo en el Parador de Baiona, a lado de la costa, que el que interpretemos en Oseira. También para que la gente se anime a repetir y porque son lugares que inspiran sentimientos distintos y tienen que ver con músicas de momentos diferentes. Por eso, tendremos varios invitados especiales este verano, que van a ir cogiendo el testigo e irán rotando. Están los violinistas Kiana Weber y Jon Pilatzke, que es como un Rolling Stone en joven. Dos auténticos fuera de serie. Además, estará Itsaso Elizagoien, una joven de Navarra que descubrimos y nos impresionó en el rodaje de la película "Jota", de Carlos Saura y que es una virtuosa de la 'trikitixa', un acordeón de Euskadi. Con estos invitados vamos a explorar una parte más festiva.

- ¿Llevarán los instrumentos medievales del Pórtico de la Gloria?

- Va a haber lugares a los que llevaremos los instrumentos del Pórtico de la Gloria, que es parte de nuestra vida musical, pero también haremos música de épocas posteriores en el tiempo y bandas sonoras de películas. Unos arqueólogos franceses me dijeron que la música celta es una longue durée. Esa idea de que en el fondo las cosas se van transformando y adaptando, pero que hay esencias que siguen vivas.

- Ya tocaron en Oseira, ¿hay algún lugar más especial que otro de los nueve?

-La verdad es que estoy muy expectante. Poder estar en Baiona al borde del mar tocando es totalmente diferente a dar un concierto al lado del dolmen más 'senlleiro' de Galicia. El año pasado hicimos cinco conciertos de música medieval -estuvimos en el Monasterio de Oseira, en Rivas de Sil y en la catedral de Santiago-. En Oseira, la sensación era que el monasterio no pedía cancioncitas de tres minutos y medio. No. Tiene algo de grandiosidad, de música de largo recorrido. Me imagino a Syd Barrett [fundador de la banda Pink Floyd], que cuentan que visitó el monasterio de Oseira en dos ocasiones para inspirarse. Por eso el rock sinfónico podría funcionar tan bien allí. Las actuaciones que hicimos allí llenaron y quedamos encantados. Por eso, este año repetimos y vamos a hacer el doble de conciertos, además de extenderlos a toda Galicia. En estos directos vamos a viajar más hacia las músicas que hacemos en estos últimos años. Además, de estos lugares increíbles hay menos de una hora en coche desde Vigo. Descubrámoslos y vivamos aventuras diferentes.

- Presentará en septiembre el libro "La hermandad de los celtas". ¿Es cierto que le ha llevado tres años?

-Llevo tres años escribiéndolo, sí. Ha sido para mí una experiencia increíble, sumergirme en algo muy profundo. Creo que la gente tenía una idea de la música celta muy de los años 90; una visión muy superficial. Este libro de casi 600 páginas atestigua que lo que llamamos música celta viene de muy atrás, no es un 'invento' del Romanticismo. He intentado estar con arqueólogos, científicos, y expertos de diferentes áreas. Y, también, trato de que nos dé claves para el futuro, nuevos sistemas que le den vida nuestra cultura. Hay bastante reflexión de la situación actual, por el tema cultural.

-¿En qué está basado?

-Hay nuevas ópticas que le han dado una vuelta a la visión que tenemos de los celtas. El nuevo punto de partida sería que el Atlántico no era el fin del mundo, ni el extremo de Finisterrae. Es posible que seamos el centro que ha unido el mar del Norte y el Mediterráneo. Y eso me hace pensar también en esta gira de "Lugares máxicos" que, en el fondo, es la realización de una voluntad o sueño. Me pregunto ¿cómo es posible que me haya costado tanto trabajo realizar una gira por lugares bonitos en mi país? ¿Por qué hacer conciertos en lugares feos y ruidosos? Sobre todo, cuando en el mismo municipio hay otro paraje maravilloso.

- ¿Y cuál es la respuesta?

- La clave para poder hacer posibles estos conciertos es cobrar entrada. También, haber ido por libre y poder salirnos del sistema que se ha establecido desde hace años aquí. En todo el mundo hay que pagar para ir a un concierto. Si vas a tomar pulpo o un vino, pagas. ¿Alguien se imagina a la Administración ofreciendo 'burgers' al lado de donde hay productos frescos gallegos? Por muy bueno que sea el marisco, el pulpo, o el pescado, esos lugares se acabarían cerrando. Esto es lo que está pasando. Lo mejor que podría haber para la música sería que todas pudieran jugar en igualdad. Estamos metidos en una espiral destructiva. Esa aparente gratuidad de la música está siendo nefasta: primero, los grupos no crean un público fiel porque solo los contratan mientras están en su momento álgido, después porque se inflan los 'cachés, que se pagan con dinero público. Creo que tenemos un patrimonio musical importantísimo en nuestro país, al que no somos capaces o no queremos sacarle rendimiento. Sin embargo, yo estoy feliz porque somos libres y las dificultades nos han hecho internacionales.

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