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Han vuelto

Veinte años después de "Independence Day" llega su secuela, sin Will Smith pero con Liam Hemsworth y la misma orgía de efectos especiales, mejorados por la tecnología actual. Roland Emmerich repite tras la cámara de la mayor superproducción del verano

Han vuelto

Dos décadas ha tardado la Fox en lanzar la secuela de "Independence Day", pese a que la película fue un enorme éxito de taquilla, recaudando en Estados más de 300 millones de dólares -el récord de aquel año 1996-, que se elevaron a 800 millones en todo el mundo. "Independence Day: Contraataque" ya va por los 42 millones en Estados Unidos, donde se estrenó la semana pasada, aunque no logró desbancar a "Buscando a Dory" del primer puesto de la taquilla. Hoy llega a España para volver a ofrecernos lo que apuntó el "Hollywood Reporter" hace veinte años: "La película de serie B más grande que se haya hecho nunca, la madre de todos los dramas del día del juicio final".

Esta vez no es Will Smith quien lidera la resistencia humana a los alienígenas. El actor estadounidense no llegó a un acuerdo con la productora, así que esta decidió que el coronel Steven Hiller, al que daba vida en la primera "Independence Day", moriría en una prueba de pilotaje el 27 de abril de 2007.

Quien sí repite es el director Roland Emmerich, que afronta aquí su primera secuela cinematográfica. "Este mundo es muy especial para mí, por eso quise hacer las cosas bien con la película y los personajes", asegura el cineasta. "Ha pasado ya bastante tiempo como para que todo me parezca fresco", dice. También habrá pesado la posibilidad de utilizar efectos digitales mucho mejores que los de hace veinte años, cuando andábamos todavía con el Windows 95 y el iPhone no era siquiera un sueño en la mente de Steve Jobs.

Ahora podremos ver con mayor realismo burradas tales como el edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, cayendo sobre Londres o un Buda gigante destrozando el Big Ben. Como dice el crítico de "Variety", Emmerich se confirma como "el Cecil B. DeMille de la destrucción global".

"Esta película es mucho más grande que "Independence Day", asegura Jeff Goldblum, que retoma su papel como el científico salvador del mundo David Levinson. Para Goldblum, a los alienígenas les pierde la ambición de explotar los recursos a costa del propio planeta. "Esa podría ser su perdición, del mismo modo que podría ser la nuestra en nuestro mundo real fuera de la película", advierte.

Liam Hemsworth, el actor australiano hermano de Chris ("Thor") y novio de Miley Cyrus, encarna al nuevo protagonista, Jake Morrison, piloto de combate relegado a trabajar con una especie de montacargas. Solo tenía seis años cuando se estrenó la primera película.

Bill Pullman es ahora expresidente de EE UU. Thomas J. Whitmore, que lideró la defensa planetaria en 1996, está trastornado y padece visiones sobre una inminente invasión extraterrestre. Su intervención en la película de 1996 fue considerada por la revista "Forbes" como uno de los mejores discursos presidenciales de todos los tiempos. Y su escena a lo "Top Gun", pilotando él mismo un avión contra los alienígenas, tal vez se encuentre entre las más ridículas de la historia del cine.

Ahora quien ocupa la Casa Blanca es una mujer, la presidenta Landford, interpretada por Sela Ward, en un guiño a Hillary Clinton por anticipado.

La mayor sorpresa del reparto la depara Charlotte Gainsbourg, que después de gozar a las órdenes de Lars von Trier en "Nymphomaniac" se embarca en su primera superproducción claramente "alimenticia". Parece que lo mismo que ha alejado a Will Smith de la nueva "Independence Day", el dinero, es lo que ha acercado a la actriz franco-británica al cine de palomitas.

Porque esto promete, en definitiva, este espectáculo visual: entretenimiento de verano puro y duro. Como dijo Jesús Palacios hace veinte años, una película "simplona y descerebrada, pero también emocionante, divertida y exuberante".

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