Por muy seguras que sean nuestras contraseñas, en un futuro no muy lejano habrá ordenadores que podrán descifrarlas en apenas segundos usando la computación cuántica. Pero en la tecnología causante de este problema está también el antídoto. Un proyecto español de vanguardia quiere plantar cara a estos ordenadores antes de que sean un peligro para las comunicaciones en Europa. Si los nazis perdieron la II Guerra Mundial fue también porque su máquina de claves inexpugnable Enigma fue descifrada por el matemático británico Alan Turing. Lo hizo casi inaugurando la informática con un precursor de las computadoras modernas. Ahora creemos que nuestras claves son seguras, pero en un futuro próximo otros ordenadores, los cuánticos, amenazan con acabar con ellas. Son de momento prototipos, casi juguetes, en condiciones extremas al alcance de pocos. Pero la amenaza está ahí y se trabaja ya en un antídoto. España, con los fondos europeos de plan de recuperación, lidera un proyecto casi de ciencia ficción. En una empresa aeroespacial están trabajando en ello. Un satélite capaz de establecer claves que ni un ordenador cuántico pueda romper. La contraseña, un fotón, una partícula de la luz que cambia constantemente y solo al final es la buena. Si se intenta hackear la clave deja de funcionar. Eso hace el proceso infinitamente más seguro que ahora. China lleva años de ventaja. En 2016 ya lanzó su primer satélite de comunicaciones cuántico. El español, en cambio, tendrá más cobertura al superar 35.000 kilómetros de altura. Si el proyecto tiene éxito podría ser una realidad en 2028. Sería el primer paso de una red europea de comunicaciones cuánticas seguras.