El acusado del crimen de Jessica Méndez ya está en prisión provisional y sin fianza. Ella había cambiado de número de teléfono e incluso colocó cámaras en la casa que compartía con su pareja. Pero nunca se interpuso ninguna denuncia, porque nadie creyó que la obsesión de José pudiera acabar con esta joven de 29 años, vecina de Barro. Ni siquiera la víctima, según asegura el alcalde de esta localidad pontevedresa, Xosé Manuel Fernández, quien comenta que, a pesar de esta situación de acoso, "ella nunca pensó que pudiera llegar a un desenlace fatal".