El sector de la automoción vive una gran transformación por el avance del coche eléctrico y en ese frente China gana posiciones. EEUU y Europa tratan de proteger su industria, pero las marcas chinas tienen cada vez más presencia en todo el mundo, con precios más baratos que otras firmas y con subsidios que recibe del Gobierno chino. En España, la implantación de los coches chinos es meteórica. En apenas dos años han conseguido copar el 3% del mercado español, el doble que en Italia o Alemania. Y lo han hecho aprovechando el hueco que les han dejado las marcas tradicionales, priorizando el coche que deja mucha rentabilidad y abandonando el modelo asequible, lo que aprovechan los fabricantes chinos. En los últimos años, las marcas chinas han pasado de ser irrelevantes a convertirse en los principales fabricantes y exportadores de coches del mundo. Sabedores de sus carencias iniciales, han aprendido a hacer coches muy similares a los europeos, absorbiendo el conocimiento de las marcas occidentales que se instalaban en China, a las que obligaban a crear sociedades compartidas. El desembarco se ve con cierto recelo en la UE. Se investiga si los precios más baratos de los coches chinos son fruto de las ayudas millonarias que reciben en su país. La instalación de marcas chinas en Europa parece imparable y más con la implantación del coche eléctrico en la que nos llevan años de ventaja.