El pan es uno de los alimentos más consumidos en nuestro país. Prácticamente en todos los hogares las comidas van acompañadas de un trocito de este manjar que cada vez tiene más variedades. Aporta a nuestra dieta vitaminas (B1, B6, B3), minerales (hierro, calcio, zinc, magnesio), y, por supuesto fibra. Comprar pan es un auténtico placer pero a veces nos pasamos y terminamos por tirarlo porque se pone duro o pierde algo de sabor. También hay quien opta por comprar más cantidad ya que, por falta de tiempo, no puede disponer de una buena barra de pan fresco todos los días. Sea cual sea tu situación, existe unas claves para congelarlo de forma correcta y que garantizan el mantenimiento de su sabor y frescura.

Te puede interesar:

La primero y más importante de todo es que compres un pan de calidad, artesano y elaborado con masa madre ya que los panes de origen industrial soportan peor el proceso de congelación. Una vez que te hagas con un pan de calidad, presta atención a estos aspectos:

  • No elijas un pan industrial ya congelado antes del horneado, sino uno artesano y fresco.
  • Protege con film transparente o en bolsas de congelar alimentos que tienen cierre hermético.
  • Congela nada más comprarlo.
  • No uses el papel en el que se compra ni papel de aluminio.
  • No dejes un pan congelado más de tres meses.
  • Congelar según las necesidades.
  • Descongela al aire libre protegido. No lo dejes en la nevera o utilices el microondas. El horno es el mejor método para que la corteza pierda la humedad ganada en la congelación y tenga ese toque crujiente que tanto de gusta.