Robbie Williams, terapia, ‘hits’ y mucho humor

El cantante británico desarrolla la gira por sus 25 años en solitario, que recalará en julio en Galicia

Robbie Williams, en su concierto de esta semana en Barcelona.   | // F.S.

Robbie Williams, en su concierto de esta semana en Barcelona. | // F.S. / jordi bianciotto

jordi bianciotto

Sobrevivir a una boy band y dar el pelotazo en solitario es una delicada ciencia en la que Robbie Williams se doctoró para sorpresa de propios y extraños. El gamberrete de Take That, que fue invitado a abandonar el grupo cuando estaba en lo más alto (allá por 1995, al empezar a dejarse ver con amigachos como Liam Gallagher), tocó en su día la gloria practicando equilibrios en la cuerda floja: galán pop capaz de desconcertar a sus fans y reírse de su sombra.

Ahí sigue, dando a los suyos lo que quieren con fuelle escénico, mucho humor y un pellizco de soul como el que la noche del pasado jueves envolvió su cancionero en el Palau Sant Jordi. Primera de sendas veladas en Barcelona, entrando en tromba (con 22 minutos de retraso) a golpe de Hey wow yeah yeah, con descarga rockera y mensaje de carpe diem: “Todo el mundo sabe que solo tenemos esta noche”. Williams sigue rompiendo cánones de la compostura a sus casi 50: modelito de lamé sin mangas, amago de cresta punki, colgantes, tatuajes y la lengua larga, preguntando cómo se dice sex y drugs en castellano. “¿Sexo? ¿Drogas? ¡Vuestro idioma es jodidamente fácil!”.

Las viejas rencillas

Este es el XXV Tour 2023, pero sus años dorados de hits no son 25, sino cinco o seis a lo sumo, y de ahí (del periodo 1997-2003) vino el grueso del repertorio, como un Let me entertain you que dejó claras sus intenciones. Versión huracanada, con los tres coristas a todo pulmón y otro trío a cargo de los metales, acompañados todos de las coreografías de seis bailarinas. Fibras soul que casaron con el guiño a Wilson Pickett de Land of 1.000 dances.

Las viejas heridas de Take That ya no duelen, como vino a decirnos al cantar Don’t look back in anger, de Oasis. Aquellos tiempos en que los acompañó al Festival de Glastonbury “con el bolsillo lleno de cocaína”. Insertó el tema en un medley de su antiguo grupo y, en la mención a Do what you like, hizo detener el vídeo cuando mostraba un primer plano de su trasero (desnudo). Robbie Williams, vacilándonos y presumiendo de que al poco de echarlo de Take That ya estaba triunfando más que ellos. Pero no nos cantó su canción de liberación, la versión de Freedom, George Michael.

Su actuación fue más allá de la sucesión de canciones: era una noche con el personaje, todo él, parlanchín y dominando la situación, bromeando sin parar y cachondeándose de sí mismo: “En los 90 tenía dos reglas, no casarme y no tener hijos. Hoy llevo 17 años con mi mujer y tengo cuatro hijos”.

Cuando se puso serio, congeló sonrisas, ya que nos habló de su alcoholismo, superado hace solo 23 años. “Era dejar de beber o morir, y elegí vivir”, confesó antes de abordar la balada Eternity. Ya nos había advertido de que el concierto sería una terapia para él y una sesión de entretenimiento para nosotros, y superado el tramo del diván, ya solo quedaba la vivaz remontada, con Feel, Rock DJ y Angels recordándonos que, durante un tiempo, Robbie Williams aprendió y asimiló, rápido y bien, las reglas del éxito pop.

Próximas fechas

Robbie Williams seguirá celebrando el 25 aniversario de su carrera el próximo 28 de mayo en Oporto, en el marco del North Music Festival. Previamente recalará en Lisboa el 27 de marzo. A Galicia llegará en julio, actuando en el Monte do Gozo (Santiago) el 8 de julio.