Jacques y Gabriella de Mónaco, los mellizos del príncipe Alberto de Mónaco y Charlene, celebraron ayer su séptimo cumpleaños sin su madre cerca. La princesa se encuentra ingresada en un centro suizo recuperándose de todo lo que ha padecido en los últimos meses. Sin embargo, a pesar de la distancia, no se olvidó de este día tan especial para los pequeños y les dedicó una tierna felicitación a través de las redes sociales que acompañó con varias imágenes de los niños en plena fiesta de cumpleaños. Lo que no queda claro es si Charlene viajó a Mónaco por unas horas para no perderse el aniversario o son instantáneas de palacio que compartió en un post de su cuenta de Instagram oficial.

En las tres fotografías, Gabriella y Jacques aparecen felices, sonrientes, vestidos con ropa cómoda, rodeados de coloridos globos y soplando las velas de un pastel con forma de número siete. “Feliz cumpleaños, mis bebés. Gracias a Dios por bendecirme con estos maravillosos niños. Estoy realmente bendecida. Os quiere, mamá”, les escribe con gran ternura la exnadadora olímpica.

Este año está siendo muy complicado para Charlene. Tras su regreso en noviembre a Mónaco después de siete meses de ausencia y convalecencia en Sudáfrica tratando de superar una grave infección de oídos, nariz y garganta por la que ha tenido que ser intervenida en varias ocasiones y que la impedía subir a un avión, surgieron las primeras dudas sobre cuál sería su nueva vida junto a la familia.

Aunque Alberto anunció a los cuatro vientos que su mujer estaría de regreso para celebrar con los monegascos el día nacional de su país –que se conmemora cada 19 de noviembre, día de la onomástica del fallecido y añorado Rainiero–, Charlene no asistió a los festejos y sus hijos la recordaron con dibujos desde el balcón del palacio real en los que se podía leer: “Te echamos de menos, mami”. Poco después, el principado hizo público un comunicado oficial a través del cual se informaba de que la deportista sudafricana “se retiraba de la vida pública” porque necesitaba “descansar”. Al parecer, la princesa tenía “un estado de profunda fatiga general” y, para “proteger la comodidad y la privacidad esencial para su recuperación, su ubicación seguirá siendo estrictamente confidencial”, rezaba la nota.

De nuevo volvieron las especulaciones, así que Alberto tuvo que explicar que su mujer estaba ingresada por voluntad propia en un centro en Europa, concretamente en Suiza. Una convalecencia debida a las secuelas de las operaciones a las que se sometió en Sudáfrica. “No es COVID ni está relacionado con un cáncer. No es cuestión de relaciones personales y, si queréis discutir sobre otra especulación, tampoco está relacionado con la cirugía plástica”, zanjó.

No obstante, algunas revistas, entre ellas la publicación española “Lecturas”, han informado de que el retiro de la princesa se debe a que tiene el rostro desfigurado por una negligencia médica producida cuando se sometía a un estiramiento facial en Dubái.

El padre de Charlene también ha expresado su opinión en los últimos días. Michael Wittstock ha declarado a la revista sudafricana “You”: “Mi hija solía nadar 20 kilómetros al día [...]. Conociendo su forma de entrenar, sé que es dura”. Según el progenitor, la princesa “superará esto y saldrá mucho más fuerte” que antes.