La catalana Leo Margets lleva 11 años dedicándose profesionalmente al póquer, un juego en el que las mujeres son una minoría, aunque defiende que éste no es un factor influyente porque asegura que este juego es "una meritocracia en la que tú demuestras lo que vales en la mesa".

Margets (Barcelona, 1983) es licenciada en Business Studies por la Universidad Roehampton de Londres, estudió en la Universidad Pompeu Fabra un máster en Dirección de Empresas de Comunicación y tiene otro máster en Ciencias del Comportamiento por la Paul Ekman International. Conoció el póquer en 2006, cosechó su mayor título, "Última Mujer en Pie", en el campeonato mundial de Las Vegas de 2009, y desde entonces sigue dedicándose al póquer, que define como un "juego de habilidad y de toma de decisiones" en el que invierte tiempo, viajes y estudio para seguir formando parte de la elite.

Comenzó a jugar por hobby a los 23 años y desde 2008 se gana la vida con el póquer, al que dedica muchas horas, la mayoría jugando en portales de internet -menos en torneos presenciales- y confiesa que invierte unas diez horas semanales en estudiar el juego.

Reconoce que impacta más una jugadora de póquer que un jugador. "incluso dentro del propio sector. Somos pocas. El sector intenta atraer al 50 % de la población que a priori no muestra interés y aún así no hay tantas chicas que se animen. Lo que está claro es que las que estamos, competimos en igualdad de condiciones y podemos hacerlo perfectamente.

Sobre los torneos exclusivos para mujeres dice que "son absurdos". "Aunque creo que nacen de una buena intención, a largo plazo hacen un flaco favor a la industria y a la mujer, porque están de alguna manera diciendo que tenemos que jugar en entornos diferentes. Crear una especie de 'espacio seguro' no tiene ningún sentido", defiende.