El mítico "Penta" celebra este mes 40 años de reivindicación de la música en español con un concierto poblado de figuras, pero la más sonora de las ausencias, la revitalizada Nacha Pop, que lo convirtió, como reza la placa de su entrada en el madrileño barrio de Malasaña, en el "bar de 'La chica de ayer'". Corría 1976 cuando nació "El Pentagrama", pionero en España en la combinación de lugar de copas y discoteca, muy cerca de donde entonces se encontraba Onda 2, a su vez precursora de Radio 3, por lo que se convirtió en centro de peregrinaje de músicos y locutores con maquetas frescas que giraban en sus platos antes que en ningún otro lugar.

Su parroquia, no obstante, estaba muy definida. Alaska, como punk, recuerda en este sentido para Efe que era más asidua de otros espacios de la época, como El Centauro, "un sitio de transformismo", o Casa Costus, que estaba al lado de El Penta y era "mucho más interesante".

"Sobre todo era la casa de los grupos poperos", precisa el veterano cronista musical Julio Ruiz, que entre aquellas paredes asistió desde finales de los 70 a la eclosión de La Movida, con la presentación "de todos los discos importantes" de la época, de Nacha Pop a Mamá, pasando por Los Elegantes y Ejecutivos Agresivos.

Cuenta que del final de aquella banda se enteró precisamente allí, entre copas y confesiones con Jaime Urrutia, quien le reveló que cada uno iba a emprender sus "propios proyectos" (es decir, Derribos Arias y Gabinete Caligari). Pura historia.

"Recuerdo también que la audición del primer disco de Los Secretos la hicimos en El Penta, no en el sentido reglamentario de una convocatoria firme, sino porque lo pinchamos en la cabina del DJ", añade.

Solo un año después de la apertura, Antonio Vega escribió la canción que lo inmortalizaría como espacio lírico y que se incluiría en el primer álbum de Nacha Pop.