Rihanna eligió París para presentar su segunda colección en pasarela de Fenty x Puma con el argumento de que el diseño encajaba mejor en la ciudad de las luces que en Nueva York y, tras conocer el resultado, no es de extrañar: si María Antonieta viviera hoy, quizá vestiría sus prendas. Apostando por "looks" de un solo color, entre los que destacaron el rosa pastel, el color piel, el verde caqui y algunos toques de lila, Rihanna pareció hacer alta costura con ropa deportiva. Un sinfín de superposiciones en las que todo vale: capuchas y gorras, sudaderas y vestidos, impermeables que se convierten en vestido y anoraks hasta el suelo en tejidos quizás poco aptos para el deporte, como el satén, combinados con ajustados corsés.

Que no engañe el nombre de Puma: no se trata de ropa concebida para hacer deporte, sino para formar parte de las creaciones de esta cantante que parece que todo lo que toca lo convierte en oro. Rihanna ha sido una bendición para la tradicional firma de ropa deportiva, que desde que la nombrara directora creativa en 2014 no ha dejado de crecer gracias en gran medida al impulso mediático de la cantante.

Celebrado en los lujosos salones del palacete Salomon de Rothschild y al ritmo de una combinación de violín y música electrónica, las modelos desfilaron abanico en mano con un peculiar diseño de inspiración japonés que incluía el logo de la firma deportiva. Como señal de ese éxito empresarial que casi parece pertenecer a una generación de cantantes estadounidenses de un estilo similar, los seguidores de Rihanna pudieron seguir el show en directo a través de la plataforma Tidal, propiedad del cantante Jay-Z, el marido de la también cantante Beyoncé. Se trata de un portal que emite música y vídeos.