Una nueva investigación desmiente algunos mitos sobre el megalodón

No era tan terrorífico como se ha imaginado ni tampoco era una versión ampliada del tiburón blanco

Antiguas y nuevas reconstrucciones de megalodón (Otodus megalodon). Al fondo se muestra el diente de este depredador.

Antiguas y nuevas reconstrucciones de megalodón (Otodus megalodon). Al fondo se muestra el diente de este depredador. / Kenshu Shimada.

N+1/T21

Una nueva investigación cambia la idea que teníamos del megalodón, uno de los carnívoros marinos más grandes que jamás ha existido. No era tan terrorífico como se ha imaginado: tenía un cuerpo esbelto de más de 20 metros de largo y es poco probable que haya sido un nadador rápido o un migrante de larga distancia.

Megalodon pudo haber tenido un cuerpo esbelto de más de 20 metros de largo. Los paleontólogos llegaron a esta conclusión comparando las vértebras de este tiburón gigante y las de los tiburones blancos modernos.

Como se señala en un artículo de la revista Palaeontologia Electronica, la nueva mirada a la apariencia del megalodón contradice las ideas de que era simplemente una versión más grande de un gran tiburón blanco.

Sin embargo, los autores admiten que hasta que se descubra el esqueleto completo de este depredador gigante, la mayoría de las suposiciones sobre su tamaño, proporciones y estilo de vida, seguirán siendo especulativas.

Misterio sin resolver

Los megalodones (Otodus megalodon), que habitaron los océanos hace 23 a 3,6 millones de años y cazaban grandes presas, incluidos mamíferos marinos, suelen representarse como tiburones blancos muy agrandados (Carcharodon carcharias).

Sin embargo, en realidad, nadie sabe exactamente cómo eran estos peces gigantes, ya que hasta el día de hoy no ha sobrevivido ni un solo esqueleto completo.

Ante esta situación, los paleontólogos no tienen más remedio que reconstruir la apariencia de los megalodones basándose en el tamaño de sus dientes y vértebras y utilizando los tiburones modernos como modelo.

Por ejemplo, hace varios años, el uso de este enfoque llevó a los científicos a la conclusión de que estos depredadores tenían una cabeza grande y un cuerpo rechoncho.

Nuevo intento

Un equipo de paleontólogos dirigido por Phillip C. Sternes de la Universidad de California en Riverside, hizo otro intento de establecer el tamaño y las proporciones de los megalodones.

Los investigadores se vieron impulsados a hacerlo por la aparición de nueva información sobre la fisiología y el estilo de vida de esta especie.

En particular, las publicaciones de los últimos años sugieren que los megalodones eran en parte de sangre caliente y, a juzgar por la estructura de sus escamas, nadaban con bastante lentitud. Todo esto indica que se diferenciaban notablemente de los tiburones blancos y otros representantes de la familia de los tiburones arenque (Lamnidae).

Nuevos datos

Para el estudio, Stearns y sus colegas analizaron el espécimen IRSNBP 9893, que se encuentra en el Museo Real de Ciencias Naturales de Bélgica. Este ejemplar representa una columna vertebral incompleta (que consta de un total de 141 vértebras) de un megalodón, que durante su vida alcanzó entre 9,2 y 11,1 metros de longitud. Además, la muestra incluyó datos sobre el tamaño de 163 vértebras de los tiburones blancos modernos.

Los autores confirmaron que este ejemplar alcanzó al menos 11,1 metros de longitud. Y a juzgar por el tamaño relativo de las vértebras, su cuerpo era alargado, esbelto y flexible. En comparación, los tiburones blancos modernos tienen proporciones rechonchas.

Además, estas especies de cuerpo alargado no se encuentran ni siquiera entre los miembros más pequeños de la familia del tiburón arenque, como el marrajo (Isurus oxyrinchus). Al mismo tiempo, según Stearns y sus coautores, la longitud del cuerpo de los megalodones más grandes podría superar los 15-20 metros.

Otro perfil

Los hallazgos del estudio no refutan la idea de que el megalodón fuera el principal depredador de los mares del Mioceno y Plioceno. Sin embargo, dadas estas proporciones, es poco probable que haya sido un nadador rápido o un migrante de larga distancia.

Pero su cuerpo probablemente contenía un hígado alargado y una válvula en espiral, lo que no solo aumentó la eficiencia de la digestión y le permitió cazar con menos frecuencia, sino que también le proporcionó calor adicional. Gracias a esta característica, el megalodón podría vivir incluso en aguas frías.

Referencia

White shark comparison reveals a slender body for the extinct megatooth shark, Otodus megalodon (Lamniformes: Otodontidae). Phillip C. Sternes et al. Palaeontologia Electronica (2024). DOI: https://doi.org/10.26879/1345