Astrónomos de la Universidad de Sydney y del Centro ASTRO 3D de Australia sostienen que la Vía Láctea evolucionó gradualmente, en lugar de ser el resultado de una violenta mezcla con otra galaxia de menores dimensiones.

El descubrimiento pone en duda las nociones establecidas sobre el origen de nuestra galaxia, indicando que no se trató de un hecho inusual o extraño como se cree hasta hoy, sino por el contrario de un proceso típico que habría sucedido en otras partes del universo.

Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de analizar a la galaxia UGC 10738, que al igual que la Vía Láctea, posee un disco grueso que consiste principalmente en estrellas antiguas y un disco delgado con estrellas más jóvenes.

Según una nota de prensa, la investigación podría arrojar luz sobre cómo se formaron las galaxias espirales a lo largo de más de 13 mil millones de años.

¿Violentas colisiones?

De acuerdo a las teorías establecidas, desde el momento en el cual comenzaron a formarse las primeras estrellas, hace aproximadamente 13.6 mil millones de años, la Vía Láctea se ha desarrollado y ha crecido a través de fusiones con otras galaxias, principalmente al principio de su historia.

Este esquema es el que se mantiene vigente en torno a la forma en que se desarrollan todas las galaxias espirales gigantes en el universo.

En ese período inicial, los científicos concuerdan hasta hoy en que un violento choque con otra galaxia más pequeña generó el escenario a través del cual la Vía Láctea pudo evolucionar.

En concreto, se sostiene que nuestro hogar cósmico se integró con la galaxia satélite Gaia-Enceladus hace 10 mil millones de años, en una enorme e inusual colisión que sería la más significativa para su crecimiento.

Una nueva historia

Por el contrario, las observaciones y comparaciones realizadas en el marco del nuevo estudio indican que el disco delgado y el disco grueso de la Vía Láctea no se produjeron debido a una mezcla gigantesca y violenta con otra galaxia, sino a una especie de diseño «predeterminado» de formación y evolución de galaxias que se habría repetido en diferentes ocasiones. El estudio australiano fue publicado recientemente en la revista The Astrophysical Journal Letters.

Según los resultados de la investigación, que encontró una estructura similar a la Vía Láctea en la galaxia UGC 10738, la conformación y las propiedades particulares de nuestra galaxia podrían describirse como las «normales» en el escenario cósmico: la estructura con un disco grueso y un disco delgado no sería extraña o demasiado particular ni habría sido el producto de una extraordinaria fusión.

Los astrónomos descubrieron en UGC 10738 los discos que caracterizan a la Vía Láctea: uno grueso conformado por estrellas antiguas y otro delgado que acumula a las estrellas de reciente formación.

Aunque este diseño ya había sido observado en otras galaxias espirales, era imposible hasta el momento determinar si albergaban el mismo tipo de distribución de estrellas y cuáles eran sus orígenes.

Ahora, el nuevo estudio comprueba que estas estructuras características de la Vía Láctea se repiten casi de forma idéntica en otras galaxias.

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No somos tan especiales

En consecuencia, los científicos concluyen que la Vía Láctea sería una galaxia espiral más típica y tradicional de lo pensado hasta hoy, ya que aún se cree que se trata de una estructura especial y anómala. Su crecimiento habría sido parte de un proceso «natural» y no de un accidente galáctico.

A pesar de esto, el impacto de las fusiones entre las galaxias es imposible de negar: incluso se sostiene que la Vía Láctea colisionará en el futuro con la galaxia Andrómeda para terminar conformando una nueva estructura de mayores dimensiones.

Foto: La galaxia UGC 10738, apreciada mediante el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile, revela distintos discos gruesos y delgados. La conformación es similar a la de la Vía Láctea. Crédito: Jesse van de Sande/European Southern Observatory (ESO).

Foto: La galaxia UGC 10738, apreciada mediante el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile, revela distintos discos gruesos y delgados. La conformación es similar a la de la Vía Láctea. Crédito: Jesse van de Sande/European Southern Observatory (ESO).