Los autores señalan que se desconocen los mecanismos específicos por los que la mejor adherencia a la dieta mediterránea podría ayudar a prevenir la depresión. Sus componentes podrían mejorar el funcionamiento de los vasos sanguíneos, combatir la inflamación, reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y reparar los daños celulares asociados al oxígeno, todo lo cual podría disminuir las probabilidades de desarrollar depresión.

"Varios mecanismos biológicos explican cómo diversos componentes de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva o las grasas omega-3 procedentes del pescado pueden actuar sobre los mecanismos de acción de los neurotransmisores implicados en la depresión, como la serotonina; y mejorar también la funcionalidad de las membranas de las células nerviosas", añade Martínez.

Los investigadores adelantan que el papel del patrón dietético global podría ser más importante que el efecto de los componentes individuales. Es posible que la combinación de una provisión suficiente de ácidos grasos omega 3 junto con otros ácidos grasos insaturados y antioxidantes del aceite de oliva y los frutos secos, los flavonoides y otros fotoquímicos de la fruta y otros vegetales y la gran cantidad de folatos naturales y otras vitaminas del grupo B de la dieta mediterránea global puedan ejercer un cierto grado de protección contra la depresión.